miércoles, 18 de mayo de 2016

VIOLETA UNA GENIALIDAD PERMANENTE

Violeta Parra, deshojada

        Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente   

 

 

 La vida pública es un móvil muy poderoso, cuya ambición es una morbosidad descomunal. Entre los escritores, la fama es el motor que mueve pasiones. Pero a veces, el escudriñar en la historia personal de artistas que han trascendido por su creatividad, asertividad y su mensaje, nos puede llevar  en forma débil, a hablar en voz baja ante el  único interlocutor válido, una página en blanco. Sin pecar de impertinente, descubrí en mi biblioteca un pequeño libro de Luis de Góngora y Argote (1561-1627),autor del siguiente poema:


“Por una negra señora
un negro galán doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene.

Hablóla una negra noche,
y tan negra, que parece
que de su negra pasión
el negro luto le viene.

Lleva una negra guitarra,
negras las cuerdas que tiene,
negras también las clavijas,
pues negro es el que las tuerce.

«Negras pascuas me dé Dios,
si más negros no me tienen
los negros amores tuyos
que el negro color de allende.

»Un negro favor te pido,
si negros favores vendes,
y si con negros favores
un negro pagarse debe.»

La negra señora entonces,
entufada del negrete,
con estas negras razones
al galán negro entristece:

«Vaya muy en hora negra
el negro que tal pretende,
que para galanes negros
se hicieron negros desdenes.»

El negro señor entonces,
no queriendo ennegrecerse
más de lo negro, quitóse
el negro sombrero y fuese.

Bueno, esta curiosa creación posee una similitud con “Casamiento de Negros” de Violeta Parra nacida en San Carlos, Chillán, hija de un profesor de música en una numerosa estirpe de artistas y músicos, nueve en total. Pero es menester decir que su procedencia de la ruralidad de principios del siglo XX, le otorgó la intensidad poética de la naturaleza humana y social; de los personajes, el universalismo rural; el pueblo como una estampa de soledad, un arte que la incita a rescatar el sentimiento y el alma de lo evocativo. Violeta siente el impulso natural que mueve a todo artista, “vocación social” que comparten todos los poetas en sus obras como líneas de dolor, de angustia, líneas de fe, evocaciones de versos. En sus líneas y acordes, deambulan los cerros, las nubes,  la luna y personajes del pueblo, que emergen con  magia a través de la evocación.
La poesía de Ruiz de Góngora, seguramente fue plagiada por Violeta, así como lo han hecho Neruda y muchos poetas actuales, pero en ella tiene un doble mérito,  ya que con las limitaciones de la época, avanza a pasos agigantados por el sendero creativo de la música. Así, encuentra una potente motivación que proviene de su hermano Nicanor Parra, el que le indica como cavar en la tierra de la ruralidad para extraer su esencia primitiva. No me cabe la menor duda, que haber plagiado a Ruiz de Góngora, demuestra la inquietud intelectual de cultivarse para desarrollar un mensaje social, acorde con su personalidad soñadora.
Su voz trae desenfreno como un río que nace en el techo del mundo y muere en la tarde esparciendo sangre en el cielo, un río que amanece en celo con la niebla, vivencias de un pueblo construido en la siesta matutina,  cerros con su elegía de brumas, los hombres oscuros estampados en los caminos rurales, silencio de caseríos abandonados o la tierra de nunca jamás. 
Cuando en 1952 invade esa ruralidad, extrayendo las tonalidades del pueblo, con sus acordes, la naturaleza del canto popular recorriendo esta extensa y diversa tierra, plagada de rincones ocultos por la aristocracia dominante, abre una puerta al Chile auténtico y natural, tal vez aborigen, mestizo, colonial, multifacético y pobre. Encuentra restricciones en el sendero, calles polvorientas, chozas misérrimas, limites que le llevan a asumir una lucha inclaudicable, que le hacen sucumbir.
Allí se forja la Violeta Parra real, generosa, creativa, combativa, universal. Pinta, borda, no hay arte que se le resista, compone música, se eleva, se relaciona y viaja por el mundo, ha conquistado el universo. Del 52 a la década del sesenta, viaja y crea maravillas, el mundo le abre las puertas, Europa se rinde a sus pies. Es observada por grandes la música del siglo XX, le reconocen su mensaje. Su viaje a Suiza el 52, le abre puertas a la universalidad, pero retorna a su Chile amado, donde desarrolla toda su creatividad musical, en especial en la Peña de Los Parras, en la calle Carmen 340 en Santiago, en una carpa; graba discos de música instrumental. “Viaja a Bolivia en 1966, ofrece conciertos en regiones del sur de Chile, continúa grabando acompañada de sus hijos. Regresa a Santiago para continuar su trabajo en La Carpa, escribiendo allí sus últimas canciones...”

Es Violeta del Carmen Parra Sandoval que sirve de inspiración a muchos artistas, es admirada, pero también envidiada y algunos de sus congéneres le toman distancia.
Existe controversia sobre su lugar de nacimiento, (San Fabián de Alico o en San Carlos, en octubre de 1917 ) debido a subdivisiones políticas y administrativas que sufrieron cambios. Se adjudica como «la cuna de Violeta Parra»la casa ubicada en la calle El Roble N°535-531 fue declarada monumento histórico en 1992. En 1938 se casa con un empleado ferroviario de apellido Cereceda con el que tiene a sus hijos Angel e Isabel. El 49 nace Carmen Luisa Arce Parra, hija que tuvo con Luis Arce y posteriormente nace Rosita Clara en 1952. Estos hechos anecdóticos son parte de una infinidad  de información que ya todos conocen.

El desenlace
Violeta  empieza a percibir la incomprensión de sus coetáneos, de sus congéneres músicos, del público de la época en que se desarrolla la inspiración. La carpa estaba instalada en la comuna de La Reina,con el plan de convertirla en centro de la  cultura folclórica, referente que no tiene una respuesta motivadora. La soledad de las presentaciones, la ausencia de público, la lleva a cuestionarse, a irritarse con facilidad y desalentarse definitivamente.
Patricio Manns reveló un hecho importante en el desenlace suicida de Violeta. Unos tres días antes, se reúnen un grupo de músicos que iniciarían una gira al sur del país, por lo que percibirían una importante suma de recursos, entre ellosRolando Alarcón,  Víctor JaraPatricio Manns y otros. A la reunión llega Violeta Parra un poco alterada y pide a los presentes su apoyo para salvar la Carpa de la Reina. Se discute mucho, Manns accede a traspasar su parte a Violeta, el resto de los asistentes le increpan que no es problema de ellos y que Patricio Manns no debe ceder su parte a ella porque a todos les cuesta lo mismo. Indignada la artista, con fuertes epítetos groseros, en rigor les profiere maldiciones. Esto y el término de su relación con Gilbert Favre quien se marcho a Bolivia en 1966, detonaron el final de Violeta que se suicidó el 5 de febrero de 1967, a los 49 años de vida. A Este personaje le dedicó la canción: “RunRun se fue pa´l norte”-

Todos sabemos que existen muchos mitos en torno a su vida, pero no podemos negar que nos queda la sensación que vivió intensamente, cuyo sueño no cumplió en vida, pero que hoy es un referente de la música folklórica nacional. Sus amores fueron pasionales, los cuales no pudo retener, lo único que realmente fue suyo, es la música generosa que creo y lego al las generaciones actuales.

Fotos: publicadas de Internet

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