martes, 14 de mayo de 2019

30 AÑOS DE REVISTA SIGNO.


                        ANIVERSARIO 30 DE REVISTA "SIGNO"


 Escribe: Leonidas Rubio
Imágenes y archivo: gentileza de Samuel Maldonado de la F.














CONSTITUCIÓN MGM

1.- El juez está autorizado para recrear las leyes porque es una sociedad creativa.

2.- La pena máxima a la que puede ser condenado un ciudadano es ser denigrado públicamente, para lo cual el juez del tribunal deberá determinar el tenor, la extensión y la acidez con que se haga la única publicación en revistas, diarios, etc. que determine el cumplimiento de la pena.

3.- [No existe]

4.- El artículo 3 podrá ser creado por el juez cuando estime conveniente.



Aparición de la rareza






El primer número de revista SIGNO aparece en marzo del año 1987. Desde ese momento inaugural buscaron confundir su historia con la propia leyenda: pistas y despistes, acertijos, señuelos, humor negro y gris, contradicciones vitales, fueron creando una trayectoria que iba reinventando su identidad a cada paso.

Por eso no es de extrañar que su ex director asegure que se publicó hasta el año 2000. Nosotros, por lo pronto, damos por cierto que se sucedieron 5 ediciones en forma mensual casi correlativa durante ese mismo año. Su flamante consejo editorial estaba integrado por los hermanos Samuel (director) y Jaime Maldonado de la Fuente, hijos del reconocido cronista linarense Samy Silva (1916-1988). Con ellos formaba triunvirato el profesor Patricio Gómez Retamal que fungía de sub-director.

Esta trilogía dió lugar a la sociedad MGM (Maldonado&Gómez& Maldonado) en sintonía fina con los ya clásicos grupos de vanguardia de principios del siglo XX, con algo de círculo hermético y/o secta enloquecida. La nómina de responsables de la revista indica a Óscar Arratia Matus como responsable de "arte y diseño".

Para quienes entonces éramos adolescentes atípicos, más o menos monotemáticos, politizados, medio lateros por paradójico aburrimiento del provincianismo, la revista SIGNO venía a ser como una ventila o una esclusa hacia un primer mundo de atrevimiento creativo que nos transportaba de tiempo y lugar. Dicho de otro modo, quienes teníamos 17 o 18 años en ese tiempo buscábamos alianzas con estos desertores de la adultez convencional y nos sentíamos visitados por conceptos y productos artísticos que antes sólo encontrábamos en las antologías. Personalmente recuerdo haber colisionado con la realidad que proponía revista SIGNO con el asombro de alguien que se encuentra una especie inclasificable de rara avis paseando por un parque. Digo "parque" consciente de la significación urbana y predecible de la locación, puesto que si dijera "bosque" tendría que admitir algún grado de preparación para este encuentro insólito, pero estaría mintiendo. Aunque en Chile ya existía Juan Luis Martínez y Zurita ya había hecho su onerosa apuesta por Nueva York en lugar de París, no existía aún una masa crítica que los hubiese, más que descubierto, "inventado". En verdad, unos pocos apenas sabíamos que en el principio no fue el verbo sino la acción de arte, la primera palabra fue dadá y un poco más atrás hubo un coup de desdesafiando al azar, pero pensábamos que esas cosas pasaban lejos de nosotros, que eran fábulas parisienses.

Al ver la revista SIGNO todo aquello se ponía a nuestro alcance en un lenguaje improvisado y nervioso, medio especulativo, audaz, ya no sólo creativo sino también recreativo, paródico, de buen humor. Era un oxígeno (el aire nuevo "no para respirarlo sino para vivirlo" que había prometido Gonzalo Rojas) en un período (fines de los años '80) en que la contingencia política del país volvía a poner en primer plano el realismo social más apolillado. En ese panorama, revista SIGNO era exasperante, provocativa, políticamente incorrecta. Era un lujo, una anarquía pequeñoburguesa. Era el perfecto opio del pueblo o mejor aún, el despotismo ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

Contexto histórico

A nivel global los acontecimientos se sucedían con una promisión vertiginosa. Si tomamos el hiato 1987-1990 tenemos que el régimen militar llegaba a su ocaso y se habría paso incontenible al itinerario institucional que fijó el propio General en la Constitución de 1980.

Revista SIGNO aparece justo en el año de bisagra entre el atentado a Pinochet y el plebiscito, la visita del Papa Juan Pablo II y la caída del Muro de Berlín. En la poesía nacional el año 1988 muere el poeta Enrique Lhin y recibe el último Premio Nacional de Literatura del régimen militar el maestro Eduardo Anguita. En 1987 Tomás Harris ha publicado en Concepción el libro "El último viaje" en la misma modalidad de cuadernillos autoeditados que luego formarán parte de "Cipango". Es el último síntoma de la generación del roneo. Aún está fresca la publicación de "La desesperanza" (1986) de José Donoso donde quedó de manifiesto la opresiva atmósfera cultural a ambos lados del espectro ideológico.
En 1989 recibe el Premio Nobel de Literatura el español Camilo José Cela y la literatura en lengua española vuelve a cobrar protagonismos que han venido menguando desde que Gabriel García Márquez recibiera el máximo galardón en 1982. En la cultura nacional la música popular tiene un indisputado liderazgo puesto que se produce el levantamiento de la censura con motivo de la campaña electoral del plebiscito y han comenzado su retorno los grandes conjuntos musicales que estuvieron exiliados o semi invisibles.
El grupo Congreso ha editado "Estoy que me muero" en 1986 y "Para los Arqueólogos del futuro" en 1989 representando la más arriesgada apuesta de fusión de lenguajes musicales de los últimos 20 años. En 1987 el músico e intérprete Raúl Florcita Alarcón aparece en el Festival de Viña con una banda presidencial y al año siguiente su "Vals Imperial del NO" irrumpe hasta en las fiestas de matrimonio con su pegajoso "se empieza a sentir: no-no, no-no".
En 1988 viene por última vez a Chile el músico y escritor uruguayo Alfredo Zitarrosa que fallece al año siguiente. Ese mismo año cesaban las supuestas apariciones de la Virgen en Peñablanca y el país ponía su atención en una consigna mucho más redentora: "la alegría ya viene". En el mundo del rock agoniza Freddy Mércury por una extraña enfermedad que era nombrada con un temor reverencial entre el tabú y la perplejidad: SIDA. El mega-conjunto inglés Pink Floyd concentra la atención de la prensa con las encendidas demandas por derechos entre sus dos viejos líderes. El mundo también tiene puesta su atención en Polonia, donde un electricista de ancho bigote se encuentra en carrera resuelta hacia la primera presidencia democrática de esa nación desde la ocupación soviética de 1939. En 1986 ha sido el estreno mundial de la película "El nombre de la Rosa" de Jean Jacques Annaud basada en la novela homónima de Umberto Eco y se ha vuelto popular una disciplina estricta y hasta entonces de difícil alcance: la semiología. Ese mismo año ha muerto Borges, el más cercano émulo del bibliotecario ciego de la era neo-aristotélica que empieza a temblar.

¿Qué es Curicó durante todo este período? Lo que ha sido siempre: poco más que una aldea semi rural y semi colonial, donde algunas ideas de desarrollo llegan a tener su purgatorio y a veces logran emerger del marasmo. Esto no es obstáculo para que hacia el bienio 1987-1988 la ciudad deje sentir de manera apabullante el movimiento político nacional. Algunos quisimos roles principales en esa obra teatral de creación colectiva pero la mayoría no logró cambiar el libreto.

Todo esto habrá de incidir, ya por omisión deliberada o ya de manera explícita dentro del estado de ánimo que recoge revista SIGNO. La revista se propone una misión mesiánica pero no por eso menos paródica: desacralizar el arte y volver a barajar los viejos paradigmas que se han derrumbado. Su mirada referencial más insistente son las vanguardias de la primera mitad del siglo XX y su discurso ideológico latente parece querer reinaugurar en la adusta provincia un friso analítico que desde principios de la década está siendo invocado bajo el prefijo del post: es el post-modernismo y el post-industrialismo que en 1992 Francis Fukuyama no dudará en llamar el "fin de la historia". La MGM también buscará su punto de apoyo adánico y fundacional de espaldas a los métodos, desafiantes a la solemnidad crítica y al profesionalismo canónico. No trepidarán en ser diletantes, dispersos, no sólo multidisciplinarios sino que derechamente indisciplinados.

Antecedentes del endriago

Hay que consignar "Cartola Poética" como pálido anticipo de revista SIGNO. Esta publicación es un cartón plegado en 8 caras de 27 cm de alto por 9,5 cm. de ancho con portada. De ella tenemos 4 ejemplares por antecedente: los números 1 y 2 de octubre y diciembre de 1985 y los números 3 y 4 de julio y octubre de 1986. En todos ellos figura Samuel Maldonado como parte del comité editor, pero no será hasta el N° 4 que éste funge como Director. En la edición número 2 de este emprendimiento aparecen los primeros poemas publicados de Lila Calderón, que por entonces residía en Curicó. Todos los poemas que ofrece Lila luego serán reinsertos en su libro "Balance de blanco en el ángel triste de Durero", de 1993. Y para poner a prueba toda capacidad de asombro, en la primera cara de Cartola Poética N° 2 se leen 12 líneas prologales de Fernand Verhesen (1913-2009). Es de sospechar que se trata del comienzo de la broma y la encrucijada entre ficción y realidad que revista SIGNO llevará luego al apogeo. Otros colaboradores dignos de mención incluidos en "Cartola Poética" son Juan Jofré (1948) e Isabel Gómez (1959). Además de la inverosímil nota proemial de Verhesen, la publicación lleva a modo de prefacio en el número 3 un extracto de Carlos René Correa y en el N° 4 un inserto del poeta norteamericano Carl Sandburg llamado "Seis definiciones sobre la poesía" de las cuales sólo nos parecen dignas de mención las siguientes:

"1.- La poesía es el diario de un animal marino que vive en tierra y quiere volar. […] 5.- La poesía es un cielo ensombrecido por una migración de patos salvajes."

Descripción del extraño organismo

En el primer número la sección editorial señala:

"Nace, pues, nuestra revista "SIGNO", tratando de interpretar las abismantes contradicciones entre progreso y calamidad, y como testigos de nuestra época. […] La revista es tarea de un grupo, la MGM, la que a su vez representa un testimonio estético en el Arte nacional que se irá dilucidando a cada paso de futuras ediciones, así como la celebración de los cien años de Marcel Duchamp, cuya dialéctica artística es reflejo de la renovación. […] SIGNO es la puerta entre lo realizado y lo por realizar, lo establecido y lo desconocido.

La mixtura con el lenguaje plástico se deja sentir desde ese momento inaugural, especialmente en las referencias a la pintura vanguardista del siglo XX y la permanente apelación a conceptos críticos de la teoría de Jacques Derrida. En esta referencialidad promiscua de lo visual/verbal se van insertando alianzas con las más insospechadas fuentes. Así por ejemplo en el mismo N° 1 se incluye un poema en dialecto asturiano (bable) de un -para nosotros- casi insondable Secundino Aladro de la Huerta (1889-1988) cuyos octosílabos rezan: "Esti versi asturianin / de la tierra del angazu, / ye para Luis que en un camín / mató un gochu de un peñazu. // Dixome muy asustau / morrió el gochu Secundín / llevarete al rescontín / pa que te quedes callau." [Sic].

Mismo primer número, páginas centrales: un incordio a guisa de manifiesto firmado por Jaime Maldonado que no trepida en afirmar:

"Todas las obras de arte son patrimonio universal y determinan un punto de coincidencia en la búsqueda. Entonces cada artista debe ir utilizando estos hallazgos y no eludiéndolos. Se pone fin al "horror ecus", horror que se produce cuando se encuentra que una obra de arte se parece a otra. Actualmente ya hay artistas trabajando en esa línea."

Queda así señalado un atisbo de la teoría del fin del autor inherente a toda noción de intertextualidad. En paralelo, como toda ciencia hipotética medio pariente de la parafísica de Alfred Jarry, se reafirma en sus propios sofismas y alardea de sus contradicciones. En las mismas páginas se anuncia de manera descollante bajo el título "Marcel Duchamp, 100 años": "El 27 de julio se cumple el centenario de su nacimiento en Ruan, Francia. Para esto la MGM está preparando una serie de conferencias, mesas redondas, exposiciones y una serie de informaciones sobre su obra."


La hipérbole y la sobrevaloración son parte del sub-género literario que recurre revista SIGNO. No es de extrañar que buena parte de sus páginas la ocupen poemas que, a decir verdad, nosotros juzgamos desastrosos o impresentables. Pero no es la aspiración a lo perfecto lo que está en juego en esta revista si no su desfachatez. Dentro de ese descaro hay momentos admirables, como un poema de Jaime Maldonado que prácticamente sigue a la pata el poema "Tam" ("Horizon Carré", 1917)  de Vicente Huidobro, a lo que ha agregado la resuelta pretensión de inventar un idioma como el propio mentado en Altazor. Dice Maldonado, Jaime:

"Enfrascado le veo / filoso mitolante / guantiforme de sombrero, bonamici. / Bonamici Monsieur Triveau / ¿Camina usted en de noche? / noctilando é. / Pero gran infante, Monsieur / parlatore sin la pluma, numerario y calculista / ¿Blasfemais e pour? / Esta noche se emborracha / calle abajo, non ¡qué va! / ¿E también ridi? / Triveau cancionero e silenciose / niño loco, dobla esquinas / […] ¡Merde! / Monsieur Triveau bon amici / soña / sólo e volando a paloma. / Mañana de sombrero / mañana al despertar / Bon amici e Triveau."

A pie de página se refiere que este poema es parte de "Urdiendo Cantigas desde Lovento" (Cf. J. Maldonado; 1986) que le hizo acreedor del premio Altamar en Valparaíso. No es de extrañar que en la ceremonia de premiación el integrante del jurado Manuel Astica haya dicho de este libro que: "se distingue por incorporar a la expresión poética nuevos giros […] del sendero abierto por el creacionismo huidobriano hace más de medio siglo" (Cf. Mercurio de Valparaíso; pág. 8; 1987). Es decir "nuevos senderos" y "hace más de medio siglo" son perfectamente compatibles en este discurso disruptivo y ex-céntrico de revista SIGNO.

El N° 2 de SIGNO (abril del '87) es ya derechamente un homenaje a Marcel Duchamp. La portada muestra "Desnudo bajando la escalera". En su proemio editorial hay líneas que desplazan el foco huidobriano hacia otras fuentes: "Guernica de Picasso es ininteligible por sí sola; "Alturas de Machu Picchu" de Neruda es un poema que involucra civilizaciones completas…". Más adelante un párrafo enigmático, que encubre un sutil moralismo con inteligente balance de ironía:


"En definitiva, la obra de arte moderna no es para causar placer como una droga, ya que por este mal se puede llegar a la "Muerte en Venecia"; al contrario, inquiere al intelecto. […] Es, como lo ilustra la idea de las telas de cebolla, una forma de ir, en infinitos pasos, hacia la esencia de un universo."

El editorial concluye con una pintoresca arenga por Valparaíso que se extiende en páginas interiores: "[…] en este número en particular estamos con Valparaíso, ciudad que fue la puerta de entrada de tantas culturas; cuna de creadores". Queda así signado un guiño no sólo descentralizador, sino que anti-chovinista, no localista: la apuesta hacia el puerto, el mar como posibilidad migratoria y cosmopolita, versus la montaña y el medio rural replegado sobre sí mismo: "Y allí, a orillas del mar Pacífico y en el vientre de esta ciudad, gestamos las líneas de nuestro primer número". Queda declarado de manera incontrovertible, entonces, la denominación de origen de la revista.


En revista SIGNO prácticamente pasa de todo. El número 2 transcurre entre la filiación porteña, la interpelación al arte "académico" y el homenaje a Duchamp y la exégesis plástica de los co-editores Gómez y Maldonado (Jaime). Pero hay dos pequeños espacios que estarán llamados a proyectarse de manera exponencial dentro de la narrativa de autoficción que la revista superpone a su trayectoria visible, como una suerte de Inter texto autorreferencial. En la página 6 aparece el poema "Teterita azul" de Silvia Verdugo de Toledo (1927-2008): un inocente texto costumbrista escrito en humildes tercetos de rima asonante. El único verso que rompe los tercetos está al cierre, cuando dice "esperando la llegada de algún nieto". Nadie podría esperar mucho de ese poema, de no ser por lo que ocurrirá más adelante, como veremos. El segundo germen expansivo de este número está en la sección "Criticavit" referida como colaboración "especial desde Valparaíso de M. A. Leiva" de quien no se entregan más antecedentes. Se dedica un párrafo a la obra "Las medias de seda" de Samuel Maldonado. Un juicio insólito sobre esta obra (que se vuelve mítica, sin huellas ni referencias visibles que tengan otra fuente que la propia revista) señala: "Hacer una retrospectiva hacia la filosofía neoplatónica en conexión con nuestro tiempo de computadores y viajes espaciales, parece una curiosidad; pero yo veo aquí reminiscencias de Ovidio -que también Boticelli tomó en consideración". ¿Será "M.A Leiva" un seudónimo del propio autor? ¿Habrá existido "Las medias de seda"? Para alimentar la sospecha cabe decir que en Criticavit se incluye un comentario a "Diálogos de sordo", un supuesto libro de Juan Andrés Sepúlveda que, a muchos nos consta, nunca fue editado.

El N° 3 de SIGNO no lo conocemos y tenemos motivos para sospechar que no existe. Por su parte el número 4 de la revista abre a otros ángulos que no estaban insinuados: un homenaje a Pedro Olmos y otro a Pablo de Rokha, que son la antítesis del arte liberal eurocéntrico que pregonaban antes. Pero este número es el punto de inflexión de su narrativa ficta. Una página de carta al director expone una diatriba anónima contra la gráfica publicitaria de la revista a la que califica como "museo de letras sin orden estético", para luego exhibir un borrador facsimilar de la publicidad que viene tarjado, corregido y fustigado hasta la humillación por sus erratas. A página continua un nuevo capítulo de "Duchamp, 100 años" y hacia el final el número más original en la teatralización de su autorreferencia: el artículo "La teterita azul y el nieto célebre" de Jaime Maldonado donde cita el poema homónimo de Silvia Verdugo aparecido en la edición N° 2. En la extensa charada, el autor descifra supuestos signos escondidos en "La Teterita azul" y lo convierte en una especie de incordio exegético:

"Silvia dispuso organizar este poema en forma de un silogismo formal que dice: A) Dado que: Existió una teterita azul con todo lo que ello implica. / B) Dado que: Cayó en desuso. Y también calló. O sea, implica cierta existencialidad de la teterita y por otra parte le doy otra utilidad, o sea, creo un ready-made. / C) Dado que: Nací en 1927 y a la sazón tengo 59 años, con nietos o posibilidad de tenerlos. / DECRETO: Hágase una analogía formal entre la teterita en desuso conforme a los considerandos A y B, y mi propia senectud en conformidad al considerando C."

Y hay más:

"Al nieto lo personificaríamos en Marcel Duchamp por ser el origen de ese valor estético que es el ready-made y la utilización de la cuarta dimensión en el arte; pero sería el enfoque conceptual ex-vitro, o sea, lo que aportamos los analistas a la obra de Silvia Verdugo, quien por su parte deberá abandonar su posición de tragedia y caducidad autoasignada." […] "El mayor valor de este poema es el ready-made que dice: "adorno con rosas" la teterita en desuso. […] Contrariamente, cuando el título apunta a un significante que en la obra no se describe –el ready-made–, entonces el poema de Silvia logra alejarse a la velocidad de la luz de la marcada influencia de Gabriela Mistral que contamina estos versos y vuelve a Silvia manierista; y por otra parte adquiere connotación surrealista bajo una técnica hiperrealista que Silvia domina."

De esta manera revista SIGNO elige para sí misma un rol de cadavre exquis crítico sin ninguna compasión por el objeto de disección que será modificado y resignificado con la observación participante hasta llevarlo al colmo de la deconstrucción. Que todo esto haya sido hecho, como ya hemos dicho, completamente de espaldas a la contingencia socio-política del momento, convierte a SIGNO en un absoluto oasis si es que su entorno es un desierto o una isla si es que su entorno es acuático o aún mejor, un transatlántico semántico, dada la naturaleza portuaria de su inventiva. No hay en Chile una iniciativa literaria semejante desde la creación de los "quebrantahuesos" (Parra, Lihn, Jodorowsky; 1952) hasta la aparición de SIGNO, salvedad sea hecha en el caso de "La nueva novela" de Juan Luis Martínez al cual la revista le dedica las páginas centrales de su edición N° 5. Hoy en día existe una moda revival de recuperación de las vanguardias con no poco de esnobismo vintage. Hace 30 años revista SIGNO fue pionera en el sentido más auténtico de ese intento.

Cuando Jaime Maldonado aborda "La nueva novela" de J. L. Martínez (Cf. [1977] 1985) lo hace de manera oportuna, pero a la vez anacrónica. No se trata de un interés crítico "a la carta" ni recomendado por el clima intelectual del período. Lo hace contra la corriente. Consideremos que la atención crítica hacia la propuesta de Martínez comienza a tener una proliferación con posterioridad al año 2000, con sobreabundancia sobre el 2010 y con sólo aislados atisbos a mediados de la década del 90. La primera edición de "La nueva novela" es 10 años anterior a revista SIGNO y pasó prácticamente desapercibida. La edición que SIGNO tiene ante la vista cuando aparece el artículo de Maldonado (Jaime) está con el fenómeno recién nacido:

"Juan Luis Martínez pertenece a los artistas del futuro. Pero ese futuro que es un concepto actual no es el futuro hipotético de los adivinos. […] Una obra del mismo género fue publicada en 1934 por Marcel Duchamp. Se llamaba "La caja verde" y es una caja aproximadamente de tamaño oficio, que contiene las hojas dispuestas al azar. Breton advirtió: cuidado, veneno.".


En Signo N° 5 hay al menos otros 3 intertextos -y a la vez autorreferencias- que contribuyen a lo que hemos llamado la narrativa autoficcional de la revista. Estos son:

1.- Una fotografía de Maldonado (Jaime) con medio cuerpo adentro de un colector de aguas servidas y el subtítulo "Viaje a las alcantansinas" (sic). El neologismo parece remitir a alcantarilla y destino, sin dejar claro si la imagen es de ida (inmersión) o de vuelta (emergencia). Así mismo ocurre en la fotografía que exhibe al exdirector Maldonado (Samuel) en análoga postura, como un eco del personaje de "Informe sobre ciegos" de Ernesto Sábato. Con asistencia de la Mandrágora y la "Sociología de la locura" de Gómez Correa, demás está decir que la alcantarilla es un símbolo del inconsciente. La obra es sólo -hasta donde sabemos- iconográfica y tiene esos dos capítulos o lapsus de ejecución: una congelación en el tiempo con dos obturaciones. Así los dos hermanos protagonizan un happening o performance en dos planos de significación unitaria. Ello prueba que la propuesta de revista SIGNO no está detenida en el tiempo sino en pleno desarrollo.

2.- En pág. 14 aparece una crónica dedicada a "Las medias de seda" que ya fue glosada en el N°  2 por el supuesto crítico "M. A. Leiva" y su autoría atribuida a Samuel Maldonado. Ahora en el N° 5 tenemos una glosa mucho más extensa de otro supuesto crítico llamado Leo Pardo (sic) y la autoría de "Las medias" se atribuye a Dionisio de la Fuente. En el exordio dice Pardo:

"Cuando Umberto Eco escribió "La Estructura ausente" y el concepto de "obra abierta" empezó a ser el plato de fondo para los estructuralistas, "Las medias de seda", creación atribuida a Dionisio de la Fuente, según mis informaciones, ya estaba en gestación".

Luego le atribuye cierta genealogía a la obra ficta y un entorno biográfico al supuesto Dionisio, donde asegura que su marco de inspiración comienza con "la motoneta en el ropero" que se remontaría a juegos de infancia, ardid con el que se repone la analogía del ready-made como paradigma de la revista. Acá deviene otra característica de SIGNO, cual es la de enunciar extensamente los marcos teóricos con que deberá analizarse una obra, dilatando hasta la extenuación el análisis definitivo que siempre aparece anunciado pero postergado:

"Para comprender muchas veces una creación, sea ésta de cualquier índole, resulta las más de las veces positivo bucear en la prehistoria de los inventores. […] Sigamos esta vertiente y a lo mejor nos encontramos con alguna Nadja de la niñez de este poeta mito-mático [sic]."

Es así que el neologismo apostrofado entre "mito" y "automático" reviste las características de una confesión: todo lo que se afirma debe ser entrecomillado por la sospecha y el prisma de parodia dadaísta o, como decíamos al comienza, la ciencia de las disciplinas inciertas inventada por Jarry (Cf. "Gestas y opiniones del doctor Faustroll, patafísico"; 1911). En esta línea fundadora de una mitología personal, se le asigna una intervención al padre de Dionisio en la plasmación surrealista de la "motoneta en el ropero" así como a un tal Flaco Novoa se le asigna la creación performática de una "bicicleta de ruedas gordas". Ambos personajes ficto-biográficos serían los inspiradores más remotos del heterónimo autor de "Las  medias de seda", al cual el cronista Leo Pardo también ha llamado "poeta-posible autor confirmado". Tenemos así que revista SIGNO inaugura no sólo su propio método de interpretación sino que también un código de teorías y un catastro de personajes que se reafirman sólo en el relato transversal de la propia revista. Fiel a esta leyenda, el ex director nos señala en entrevista adjunta que "Las medias de seda" habría consistido en un objeto en la línea de un artefacto o una pieza de arte dadá.

3.- En la página número 18 del N° 5 de SIGNO aparece una traducción al inglés del modesto poema "La teterita azul" de Silvia Verdugo: "Little blue kettle". Naturalmente el texto no conserva las rimas asonantes salvo en el título, que no es rimado en el original. Concluye en forma literal: "Awaiting the arrival of some grandchild". A pie de página se indica que la autora habría enviado a la revista dicha traducción por medio de "carta certificada". ¿Y si fuera cierto?
 Conclusión

Revista SIGNO aparece en un momento de la historia de Chile en que la atención está puesta en las vertientes más realistas de la literatura, con un marcado compromiso social. SIGNO se desentiende de ese sesgo contingente y devuelve su mirada hacia la imaginación y la teoría semiótica de vanguardia. Comenzó así un hilo argumental que se reinventa a cada paso y construye una abigarrada red de relaciones semánticas a la manera de los actuales hipertextos. Con este artículo hemos querido rendir homenaje a la que consideramos imbatiblemente como la decana de las revistas literarias en Chile y cuanto más en nuestra región. Festejamos su impudicia crítica y creativa en sus primeros 30 años de post-historia.


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SAMUEL MALDONADO ROMPE SU SILENCIO
Y EMERGE DESDE LAS ALCANTANSINAS
 

1.- ¿Cuál era el objetivo de Revista SIGNO?

SM: En los años 80 del siglo pasado, asistimos a la U. de Chile, sede Talca, posterior UTAL, a un curso de Teoría del Arte, con Patricio Gómez Retamal, con quien teníamos mucha afinidad en buscar una nueva propuesta estética del arte. Nos sumamos a los vanguardistas del siglo XX e iniciamos la tarea de crear una revista sobre arte y literatura, rupturista y propositiva, diseñando una conexión con el arte de Marcel Duchamp. Y por lo tanto esta revista llamada SIGNO se convirtió en la Caja Verde donde toda la expresión se podía mirar de diferentes dimensiones o en ambos sentidos contradictoriamente. Era, el "me obligo a contradecirme, para no repetirme".

2.- ¿Quiénes trabajaron en la revista?

SM: El propósito estaba en nuestras mentes subversivas y bullentes de creatividad. Jaime, mi hermano, Patricio Gómez, profesor de arte de la U. y yo, conjugamos el triángulo perfecto de la pirámide. Nos hicimos llamar MGM. Luego llegó Sergio Hidalgo Varela, dibujante al que bautizamos como Evro de Mol. Otro fue Helio Venegas, notable rebelde por quien Jaime creó un artefacto llamado La Cinta de Moebius, el que quedó en poder de Helio y nunca lo devolvió. Jaime se lo iba a regalar, pero eso era muy obvio para Helio. Por eso lo guardó como recuerdo.

3.- ¿Cómo se hacía técnicamente (diseño, impresión, manufactura)?

SM: El diseño lo hacíamos uniendo varias piezas manualmente, para posteriormente imprimirlos en la imprenta de mi propiedad. Dibujábamos y pegoteábamos riéndonos de cada acierto que creábamos.

4.- ¿Cuál fue la recepción del ambiente literario en la ciudad?


SM: No había ambiente literario muy consolidado en la ciudad y no era nuestro objetivo. La idea era llegar a varias ciudades, menos Santiago. Allá estaba la élite decimonónica y auto adulante, que no nos interesaba. Debíamos saltárnosla. Por eso es que cada número se presentaba en diferentes ciudades. Más de una vez en Valparaíso, Talca, Linares, Chillán, San Felipe, etc.

5.- ¿Qué fue el manifiesto o declaración de principios de la revista?

SM: Nuestro manifiesto era Decontruir, como decía Derrida. Mirar el arte como una fantástica tierra de las expresiones más profundas de nuestra naturaleza contradictoria. Hicimos un reglamento por el cual los miembros de la Sociedad MGM podían ser juzgados, aunque el artículo 3° quedó en blanco para ser creado en caso de defensa.

6.- ¿Existió el libro "Las medias de seda" anunciado en uno de los números?

SM: Esa ponencia mía de Las Medias de Seda, la hicimos parte del grupo.  Porque -pensábamos- al mirar las piernas de una mujer vemos una belleza, pero no sabemos qué hay debajo de las medias. Creé un artefacto de carácter piramidal, con tubos de cobre de 8mm, encerrado en una cámara de vidrio piramidal, con tres capas interiores de vidrio escalonado. La inferior, un paisaje de las alcantarillas en óleo; el segundo superior, un poema pintado en óleo; finalmente el superior, oscuro con un círculo sin pintar para mirar desde otro ángulo la obra. Nos daría otra visión.

7.- El elogio a "La teterita azul" era una parodia o una exégesis o un ejercicio sofista?

SM: Magnífico poema para decontruirlo y convertirlo en unas medias de seda. La autora era nuestra buena amiga Silvia Verdugo de Toledo, radicada en la localidad de Morza en Curicó. El poema lo publicamos con la mejor de las críticas, llenas de sarcasmo inentendible para la autora. En el quinto número la repetimos en total inglés y en el siguiente número en alemán [sic]. En una oportunidad, la autora a la sazón con 60 años, me preguntó si era tan importante su poema. Le respondí que, para nosotros, sí.

8.- ¿En qué consideras que se puede ver reflejado el legado de SIGNO después de 30 años?

SM: Creamos un signo de nuestros tiempos, llevar el arte al pensamiento y dejar de lado el arte retiniano sólo para el deleite pasajero. No sé a quienes les ha quedado ese resabio. Pero alguna influencia [habrá] para el ejercicio literario. Fui el primero en sacar este tipo de impresos, como lo fue anteriormente la revista Centro, la Cartola Poética y finalmente SIGNO.

9.- ¿Cómo se insertan 2 hermanos ingenieros industriales en el mundo de la literatura y orientado hacia las vanguardias?

Bueno, Jaime y yo, aunque venimos del mundo de la matemática, nuestro padre nos dejó al menos un buen legado: el amor por la literatura como propuesta, ya que él era periodista. Desde niños fuimos dibujantes de historietas, pintábamos al óleo, escribíamos y desarrollamos un instinto artístico. Los tres, con Patricio Gómez hicimos buenas cosas.

10.- ¿Cómo se relaciona la revista SIGNO con la "Cartola Poética" y cuál sería exactamente la trayectoria de esta última?

SM: La "Cartola Poética" la iniciamos en 1985. Editada durante un año, fue el preámbulo de SIGNO. Patricio Gómez era profesor en U. de Chile sede Talca, yo en Curicó y Jaime en Valparaíso. Ellos viajaban los fines de semana a mi casa o yo viajaba a la de ellos.

11.- ¿Cuándo saldrá el libro "Sentidos Colaterales"?

SM: Mi libro N° 14 está listo e impreso. No he hecho lanzamiento, sino que es regalado por mano. El arte a veces es necesario hacerlo gratis. Jaime ha editado: "Urdiendo Cantigas Desde Lovento", "El Arte Global", "Ilusiones" y "Fenomenología de la Belleza".  Es posible que haga un lanzamiento…