miércoles, 8 de junio de 2016

ARMANDO ULLOA EL MITICO VIAJE POR EL RIO

EL FALUCHO FANTASMA DE HUINGANES HACIA EL OLVIDO

 Armando Ulloa M. (1899-1928)



Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente
“Me quitaré sin pena
La mañana,
El mediodía y el atardecer,
Pero jamás me quitaré la noche
Porque me queda bien”.

Raúl Morales


El Enigma

Hurgaba entre viejos libros que mi padre había dejado antes de partir, al oriente eterno, cuando una vieja esquela amarillenta se desprendió de uno de ellos, cayendo lentamente sobre el piso. Con la misma parsimonia, me agaché y recogí ese amarillento facsímil, que trajo a mi mente una época tan distante como enigmática de principios del siglo XX. La esquela estaba firmada nada menos que por Jorge González Bastidas, escrita con lapicera con tinta color verde. Me fui al libro y leí su título: “El Poemas de las Tierras pobres”. Allí estaba el mismo tipo de letra y su firma.

Cogí con cierto desgano aquel texto, pero con una gran curiosidad, el gramaje del folio por mis conocimientos de imprenta, era de unos 100 gr, tipo roneo antiguo, amarillento por el tiempo, tal vez de 1950, según mi opinión. Miré inquieto el texto escrito con lapicera, tal vez marca Parker como era usual en esos años y comencé a leer:

“Samy, estimado poeta, te cuento que llegué a la localidad de Huinganes distante a unos 90 km de Talca, te diré que el nombre proviene de un arbusto de blancas flores y negruzcos frutos que se usan para fabricar alcohol, miel y para curaciones de huesos.  Que contradicción, alcohol para curar en dos aspectos.
El buscarril parece una serpiente chillona en busca de su presa y el poblado duerme a ambos lados del río Maule. Conversé con Clotilde y me cuenta más sobre Armando, como lo conversamos se fue navegando por las aguas del Maule a Constitución, trágica muerte y silente cortejo de aguas” ….

Después de leer este escrito, busque por todos lados un Armando referidos por Bastidas, tenía que ser el poeta de Huinganes y la sorpresa se presentó a mi vista, ahí estaba el pequeño libro, una joya, tal vez uno de los pocos ejemplares existente, “Poemas de la Tierra y Otros poemas”, edición póstuma de Armando Ulloa imprenta Nascimiento 1931, recopilación de su amigo Carlos Acuña.

“Quiero vivir la vida, anónimo y sereno,
humilde y encantado, en mi heredad lejana:
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las mañanas...”

Armando Ulloa


El Mito del Cortejo

Todos los datos referidos a poetas y escritores de principios del siglo XX, nos llegan por la oralidad de la tradición maulina y por viejas narraciones en diarios y revistas; algunas por los actores sobrevivientes de esas épocas, que ya no quedan y sus comentarios en diarios y revistas. Empecé a hurgar como ratón de biblioteca, primero, entre los escritos de mi padre, luego en los libros de época y antologías.   Leí artículos y artículos para formarme una idea retrospectiva de Armando Ulloa.

Armando Ulloa, murió a la edad de 29 años en una casona de la localidad de “Los Huinganes”, Constitución, el 10 de enero de 1928, luego de una enfermedad tan común a principios del siglo XX, la TBC. El poeta Carlos Acuña, fue quien recopiló las poesía en el único libro de Ulloa, Poemas de la tierra y otros poemas, recuerda: “Tal vez, fuera del ambiente intelectual, sean pocos los que conocen a Armando Ulloa como poeta, y lo fue, su emoción desbordaba el frío vaso moderno. Su pasión por la cultura francesa no le impidió vibrar con su tierra nativa…”.
Es el mismo Carlos Acuña quien agrega: Ya cansado y debilitado, expira sus últimas palabras, “Me muero”, y deja de existir. “El sepelio tuvo visos de leyenda: una lancha llevó sus restos por el río hasta el Cementerio Católico de Constitución. “Una barca silenciosa que ornaban unas flores y unos paños negros –escribió Carlos Acuña–. En ella iba el poeta dormido para siempre... Entierro grato a la memoria del tierno bardo de sus valles nativos, este deslizarse dulcemente, acunado sobre el agua azul que había cantado tantas veces.”
En este acto simbólico, está reflejada la esencia de los poetas, escritores y artista de principios del siglo XX, en clima modesto, soñador y limitado por la falta de previsiones de salud. Es cierto que el ámbito de una existencia bohemia y desenfrenada, era impulsada por el amor a las ensoñaciones literarias, donde la lógica no tenía cabida, solo las emociones y el recogimiento intelectual era la razón primera.
La generación del 20,  poetas del Maule tomaban fuerza: Pedro Antonio González, Jorge González Bastías, Jerónimo Lagos Lisboa, Max Jara, Aída Moreno, Víctor Barbieris, Alejandro Gutiérrez, Raimundo Echeverría, Joaquín Cifuentes,  Omar Cáceres, Augusto Santelices, Gladys Thein, tenían una comunión de idea y vivencias muy arraigadas, en especial lo social y las preocupaciones por los desposeídos.
En ese ambiente, Armando Ulloa se entregó de corazón a la práctica de la evocación, el romanticismo, y la búsqueda de nuevas expresiones. Aun así, su poesía quedo dispersa entre amigos, rincones, revistas y en el silencio en que se construyeron.

La barcaza de su extinta existencia, me la imagino penetrando en la niebla del anchuroso Río Maule, entre faluchos y hombres curtidos por los astilleros. Silente hacia un horizonte inexplorado, transmigrando a otra dimensión. En la formulación de una idea de la muerte más allá de la vida, la trascendencia espiritual que queda de manifiesto en sus poemas, en sus amigos y en su memoria. Lo que fue ayer, ya no es como hoy, donde el hombre ha perdido su espiritualidad humanizante.
Fue enterrado en el cementerio de El Dique, sección 5a sur, Nº22, entrando a la derecha a unos veinte metros de la puerta principal.

El Poeta

Nos cuenta el historiador Jaime González Colville, en su trabajo: “Armando Ulloa, la voz perdida del Maule”

“Nunca le preocupó publicar un libro. Esta característica es también la de muchos errabundos escritores de esos años. Entre sus estudios universitarios y su vorágine vividora, sus pulmones anidaron la mortal tuberculosis”.

“Hacia 1922 su salud está muy debilitada. Debe recluirse, en el Sanatorio de San José de Maipo. “Todos los sábados –evocaría más tarde el poeta Carlos Acuña– como un culto, unos brazos amorosos de muchacha, descendían, cargados de flores, en la estación del pequeño tren que culebrea por la montaña”.

Se recupera, pero no escuchará razones. Reincide en las trasnochadas en forma irresponsable. Su amigo, el escritor y diplomático Juan Marín, lo vio una mañana, en el funeral de una joven prostituta, en un cortejo de ojerosas mujeres: “...Alto y pálido, cernidos los ojos de hondos círculos azules [...] con un enorme ramo de violetas en las manos”.

Estos detalles, nos muestran el destino de muchos poetas bohemios y casi místicos, Ulloa, Juan Marín, Alejandro Gutiérrez, Carlos Pezoa Véliz, entre muchos que padecen enfermedades como la tuberculosis (TBC) o simplemente se suicidan.


                                                                                     En 1928 en San Bernardo, poco antes de su                                                                                                            muerte.( en la foto junto a su hermano Emilio)                       
                       
 
CANCION DE LOS SUEÑOS MUERTOS

Uno a uno
mis sueños,
bajo yo no sé qué ala perversa
se han ido muriendo.
El jardín interior no repite
la sombra de mi eco.
Ya no soy el muchacho que sueña,
se han ido los versos…
La ambición del laurel se ha dormido,
el romántico cisne se ha muerto,
la sutil sensitiva desmaya
y se adentra en el alma el invierno…


El poeta y novelista Juan Marín, lo describe romántico de espíritu frágil que buscaba una especie de aristocracia intelectual, huía de las muchedumbres y del rumor de las calles para refugiarse en sus versos. Es decir, hondas y profundas reflexiones deben haber pasado por su mente, ya que su estampa de dandy, fino, distinguido, escondía recónditas ansiedades.

 

Armando Ulloa Muñoz, que vivió el apogeo del ramal en Huinganes, donde aún se conserva la casa y su familia.  Publicó poemas en diversas revistas y diarios de la época. La única edición (póstuma) es "Poemas de la Tierra y otros poemas", año 1931, con un tiraje de 100 libros. La iniciativa fue unos amigos del poeta, entre otros, "los hermanos Labatut, Juan Marín, Alfonso Castro García Huidobro, Carlos Acuña, Carlos Mondaca, Jorge González Bastías, Gerónimo Lagos Lisboa, Roberto Meza Fuentes, Emilio Ulloa (hermano del poeta) ..." Existe una nueva edición del libro "Poemas de la Tierra y otros poemas", 2003, obra a cargo de su sobrino don Armando Ulloa Contreras, quién rescata la obra original. La edición fue repartida gratuitamente a establecimientos educacionales y Bibliotecas de Constitución, para mantener el recuerdo vivo del poeta en la zona.

Armando Ulloa aun navega en los atardeceres del Río Maule, entre la bruma impenetrable desde
Huinganes a Constitución, serpenteando en un falucho mientras un  farol difuso se observa a ciertas horas del atardecer y se escuchan oraciones fúnebres que repiten sus versos.

Constitución-Chile, 1899 - Huinganes, 1929

LEJANIA

Lejos está la sensitiva
que ungió mis horas de belleza,
la que heredó su aristocracia
del manto azul de las estrellas.
La que en sus manos luminosas
me dio a beber el agua buena
de la emoción; la que en mi boca
puso su amable boca ingenua.
¡Lejos está la sensitiva
que un tiempo fue mi compañera!
Pero a través de la distancia
su voz a mi memoria llega
en las nevadas de la luna
y en el temblor de las estrellas.

SONETO

Para escribir mis versos diáfanos y sencillos,
dos cosas sólo pido, con la humildad de un ciego:
un rincón que perfumen rosa, menta y tomillo
y - ¡oh musa inolvidable! – soledad y sosiego.

Quiero que en ellos quede todo lo que fue mío,
la vida que renace con el primer retoño,
el sol que cubre de oro las mieses del estío,
los frutos del invierno y el vino del otoño.

Que viva en sus estrofas todo lo que florece,
el corazón cansado que rejuvenece,
los sueños de la infancia que marchitó la edad.

Los árboles cargados de frutos esplendentes,
los pájaros, las flores, los bosques, las vertientes
y el alma melancólica de mi vieja heredad.

EGLOGA

Lejos de la estulticia quiero tejer mis rimas,
donde no alcance el grito de los doctos graves,
y dar cantos serenos y emociones óptimas
y dejar que el espíritu vuele como las aves…

Donde pueda sentir el ritmo de las horas,
y aguzar los sentidos en un silencio sabio,
y ver el corazón desnudo cuando llora
y entreabrir las pupilas limpias de todo agravio.

Quiero vivir la vida anónimo y sereno,
humilde y encantado en mi heredad lejana;
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las montañas.

Quiero en las noches blancas, bajo la luna errante,
copiar de las estrellas el temblor emotivo,
y lleno de dulzura y de emoción fragante,
tenderme sobre el césped y quedarme pensativo…

Y ver caer las tardes y llegar los crepúsculos
encendido el espíritu, el corazón abierto,
y pasar de la tierra – insensibles los músculos-
a la vida encantada en que viven los muertos…

EL HOMBRE DE LA TIERRA

Buen campesino labra tu campo, abre los surcos,
y esparrama los firmes granos con mano pródiga:
las semillas que hoy riegan tus sudores fecundos,
fecundas te darán mañana el pan que comas.

La tierra, a tus esfuerzos, como una buena esposa
se rendirá y humilde te brindará sus frutos;
tú le darás en cambio tus lágrimas gloriosas,
la sangre de tus venas y el vigor de tus músculos.

Y así, cuando ya sientas temblar tus manos rudas
y esté presto tu espíritu para emprender el vuelo,
ella y tú habréis formado un nudo tan estrecho
que, cerrando los ojos y mirando la altura,
tú, como última ofrenda, le ofrecerás tus huesos,
y ella, en último pago, les dará sepultura…

CANCION DE LOS SUEÑOS MUERTOS

Uno a uno
mis sueños,
bajo yo no sé qué ala perversa
se han ido muriendo.

El jardín interior no repite
la sombra de mi eco.
Ya no soy el muchacho que sueña,
se han ido los versos…

La ambición del laurel se ha dormido,
el romántico cisne se ha muerto,
la sutil sensitiva desmaya
y se adentra en el alma el invierno…