miércoles, 9 de julio de 2025

Marcel Duchamp: El precursor

                    Cambios en el concepto tradicional del arte

                         (Publicado en Revista “Signo”, 1988 por Samuel Maldonado de la Fuente)




Marcel Duchamp: El precursor

    Siempre amplio e inquieto en la búsqueda de nuevas tendencias, tanto técnicas como artísticas, viéndose involucrado en obras literarias, musicales e incluso en polos totalmente opuestos como las matemáticas, física, etc.  Marcel Duchamp nos muestra un mundo intelectual de vasto campo, ejemplificándolo en grandes obras, como  la modificación de la “Mona Lisa”, la cual mejoró añadiéndole un  bigote y un singular título denominado “Elle a chaud au cul”, que en español significa “Ella tiene el culo caliente”, allí nos muestra el gran legado que este legendario personaje deja hasta el día de hoy, permaneciendo intacto su peculiar toque personal que él pretendía, darle a obras de gran trayectoria artística otro sentido.

    Leyendo pasajes de textos del simbolista marginal Raymond Roussel, del cual extrajo dos grandes elementos del Romanticismo. El primero se basa en la ironía romántica, el cual llevo a cabo en la enmendación dadaísta de la famosa obra de Picasso. El segundo elemento romántico es la naturaleza fragmentaria, provisional y abierta de la obra del artista. Un constante cuestionamiento surgido de sus más recónditos pensamientos hacia los valores, que hasta su entonces, eran supuestamente eternos y fue tal vez, un poco desalentador, pero igualmente esperanzador, indicando que “todas las certezas y sistemas no son más que especulaciones, por no decir un gran fraude”. Señalando siempre que Dios era una utopía humana, sin embargo, decidiendo que más vale creer en algo, ya que era un aliciente para morir de manera más feliz.


  El “valor eterno” con el cual Duchamp designó a la pintura, lo hacía muy sospechoso, de la cual supo sacar provecho durante muchos años de su vida, la cual abandonó junto con la infinidad de su vida artística para así dedicarse de manera exclusiva al ajedrez. Tal vez una máscara para ocultar que durante todo el tiempo se dedicó también a trabajar en su legado por 20 años aproximadamente.

    Trabajó diversos materiales, como en ejemplo, madrea, terciopelo, piedras plexigás, una lámpara de gas y un motor, los cuales hizo relucir en una brillante obra como Enviromment y a su vez en “La cascada”, “El gas de iluminación”.

    Entonces se vio obligado a adoptar una actitud de voyeur, en donde se puede apreciar  la figura en tres cuartos de una mujer desnuda, sin vello púbico, con un quemador de gas sostenido en su mano. Su brazo cubierto por ramas secas. Como complemento imaginario y de trasfondo un paisaje boscoso, con un lago y una cascada.

    La infinidad de técnicas que Duchamp usó para sus obras se encuentran en esta escena que en un principio sorprendentemente naturalista, pero en realidad siempre alusivas a la codificación, así como su erotismo siempre presente, indicando que entre el espectador y la obra de arte debía producirse un coito visual, postulado que fue una mera condición para su gran y final obra, que a pesar de poseer un naturalismo de carácter superficial, se muestra más compleja, ambigua y enigmática que el Gran Cristal.

Concepto, obras y legado artístico.

    Definido por algunos como “anárquico del arte”, ya que iba en contra de todas las tendencias de hasta entonces, haciendo por su parte una constante problemática para aquellos que concebían el arte desde otro punto de vista, fue el creador del ready-made, que consistía en una simple rueda de bicicleta montada sobre un taburete, un Botellero producido en serie, y un urinario titulado “Fuente”, sin duda un proyecto absolutamente intrínseco por parte del “anti-artista”.

    Marcel Duchamp exhibió todas estas obra en un museo declarándolas obras de arte, lo que no implicaba que el aludido dejara de ser un artista, como él lo señalaba.

    No se consideraba un iconoclasta, ya que lo que él atacaba no era el arte, sino el abuso que existía en contra del arte, el cliché, lo retórico, el vaciado de torso sentido provocado por lo patético de lo hipocrítico, y su constante ira que lo llevaba a postular que el arte se convertía cada vez más en un producto de consumo.

    Siempre convencido de resistirse al éxito y a la rápida comercialización, criticaba a los jóvenes, que con 20 años anhelaban una exposición, pensando de manera errónea, desde su punto de vista, que se convertirían en unos verdaderos pintores y culpando a las autoridades de los museos como “marchantes del arte”, todo un crítico aséptico de lo que hasta ese entonces se le denominaba arte.

    A su vez, una crítica de arraigada posición de Duchamp tenía origen en una concepción del arte extraordinariamente ambiciosa, tal vez utópica, y en la comprensión, siempre construida sobre la ironía y el sarcasmo, de su inviabilidad.

    Tal vez lo anteriormente señalado en donde indicaba que entre la obra de arte y el espectador debía existir ese “coito” imaginario en donde ambos elementos entregaban placer, lo cual se ve reflejado en sus obras inconclusas esta fatal creencia.

    Y es así como queda abierta la pregunta para el lector. ¿ la obra de Duchamp durante los 20 últimos años de su vida, fue un gran éxito o un mero fracaso en el intento de satisfacer sus propias y exigentes demandas?
    
Sin duda que Marcel Duchamp fue un precursor del arte en su tiempo que permanece hasta el día de hoy y un inspirador artístico, un rebelde épico para la época.

    No cabe duda que la abstracción en el ámbito artístico fue desplazada por Duchamp, quien lo hizo con el pop-art, el cual renunciaba a la distorsión y a la abstracción introduciendo “obsoletos objetos en el cuadro, el op-art, el arte conceptual, todos discípulos de Duchamp incluyendo la famosa aclaración de Beuys, que decía: “el valor que se concede al silencio de Duchamp es excesivo”, a lo que él rebatía señalando de que el arte debía ser inteligente.

    Un adelantado en su tiempo, siempre un paso delante del resto, comenzando con lo que se conoce como “artes expandidas”, que supera fronteras entre técnicas, enfoque interdisciplinario que desdibuja las distinciones entre pintura, escultura, espacios de diseño artístico y el objeto.

    Sin embargo, lo principal, fue que introdujo un arte con suerte de reflexión, de alusiones no directas, que conllevaba en sí la literatura y la filosofía, parte de un artista inteligente

No hay comentarios.: