GLADYS THEIN
(CURICÓ 1911-BUENOS AIRES 1969)
Escribe:Samuel Maldonado de la Fuente
Gladys
Thein, es el seudónimo de María Inés Tegualda Pino Barrios, autora de poemas, novelas
y cuentos, nació el 21 de marzo de 1911 en la ciudad de Curicó.
Aunque
nació en ESTA CIUDAD, realizó sus estudió de humanidades en el Liceo N°3 de
Santiago. Allí vivió y trabajó. Fue secretaria en la sala Medina de la Biblioteca
Nacional, junto a Domingo Melfi. Como profesora primaria de castellano, nunca ejerció
la docencia.
En
1930 participo en un concurso literario convocado por la revista Ecran y obtuvo
el Primer Premio.
La
editora y poetisa Gladys Thein, se
incorporó con decisión a la acción política a favor de la República y el Frente
Popular, y ofreció un homenaje a España en un poema en el que exaltaba la
eternidad de España que habían conquistado sus soldados, sus poetas y también
la valentía de sus mujeres
Participó
en la revista” Acción Femenina”,
para mujeres de clase media organizada; que dialogaba con periódicos de la
clase política masculina. Tuvo una periodicidad constate: un número mensual, de
alrededor de 30 páginas, entre 1922 y 1939. La revista mostró como base
ideológica el feminismo liberal, Cuando
se retomó la publicación en 1934, asumió la dirección Gladys Thein, hasta
agosto de 1935
En 1945 se asoció con Graciela Marín Urzúa para
fundar la imprenta bautizada con su nombre: Tegualda. En ese mismo año, creo la revista “Esto es
Chile”, que alcanzó a salir por seis números.
Hacia 1950 se traslado a Buenos Aires. Allí asume un
rol político y escribe para la Ediciones Mundo Peronista, 1953. Publicación
destacada de la época donde escribe el famoso poema “Réquiem de Eternidad a Eva
Perón”
Sus
obras a publicadas fueron: Caracolas de Cristal (1932) Poesía, Horizontes
Perdidos (1935) poesía, Poemas (1945), El Rostro desolado (1946) poesía,
Territorio de Fuego (1947) poesía, La Mitad de la Vida (1949) novela,
autobiográfica, y Poesía (1950)Antología.
Raúl
Silva Castro, en un breve recorrido por sus libros, se refiere su última obra
para señalar que “la brevedad de los términos de este último libro, antología
de muy pocas páginas, contrasta con el vasto caudal de la autora. ¿Es que
reniega de su obra y aspira a que sobrevivan las composiciones de Poesía?
(1961. P. 126)
APARICIÓN DEL MITO
En una mano, mano que perdió su anillo
y sobre un vaso de crecientes láminas,
en un cuaderno solitario
siempre,
está la historia del
primer latido.
Cuajada leche de
siniestros pechos,
con una albura de
posibles nieves,
arde en el fuego que
devora y anda
la cal sumida de
inquietantes huesos.
Miro la espuma del café
tardío,
y en el vino, cansado de
crepúsculos,
y en la pasión de
enmarañados círculos,
veo al ensueño junto a su
destino.
En esa espera de
esmerados tintes,
y frente a un ojo de
total pupila,
y en un sumario de
callados símbolos,
está la historia del
primer olvido.
Veo venir el sol en lento
ritmo,
veo a la tierra junto a
su desvío,
y en esta rueda de
cambiantes sones
veo el derrumbe del
primer camino.
El sol, el aire, el mar, la
tierra toda,
se alza en espera del
primer dominio.
Pasa la angustia, deja
sus raíces,
y nada más. La noche, el viento, el mito.
La auténtica poesía, a que nace de lo más profundo del ser, no tiene tiempo. Sus versos son tan frescos y perfumados como el lirio recién nacido y su fuerza tan arrolladora como el impetuoso caudal que baja por las frías cordilleras. Así es la poesía de Gladys Thein, esta mujer curicana que dio a las letras nacionales una vastísima producción, acopiada en varias publicaciones, entre ellas: “Corolas de Cristal” (1932), “Horizontes Perdidos” (1 936), “Poemas” (1935, “El Rostro Desolado” (1946), “Territorio del Fuego” (19479, “La Mitad de la Vida” (1949 y “poesía” (1950).
Gladys Thein nació en 1911, siendo su
verdadero nombre Tegualda Pino Barrios. Dotada de una exquisita sensibilidad,
desde pequeña observa con detención y profundidad los
acontecimientos y
las personas que le rodean: Como señala en su obra autobiográfica “La Mitad de
la Vida”, creció en el seno de una familia de nivel medio, con ciertos
problemas económicos, pero ligado a la educación, a la cultura y fie1
representante de solidos valores.
Precisamente, esta visión le hizo enfrentar con decisión y entereza Io doloroso de la existencia. Como expresa en su poema “Café de Barrio”, donde su joven corazón se estremece ante la miseria humana.
CAFE DE BARRIO
(HORIZONTES PERDIDOS)
Cuatro de la mañana ...
Carrusel de las horas girando en las
pupilas,
emoción en los rostros teñidos de
bohemia.
Café de barrio.
Mesas donde se apoyan los sueños
mutilados,
muros sangrando
por todos los dolores de los hombres
como llagas abiertas son tus cuatro
costados
Café de barrio, la miseria,
tiño de verde el vidrio de tus vasos
donde unos beben la esperanza
y otros escancian el olvido.
Música en el rodar de las palabras;
orquestación de notas huyendo
fugitivas,
como las ilusiones que astillaron las
almas.
Cinco de la mañana ...
las horas se desparraman como dados
en el mesón del infinito.
La ciudad se coloca su traje de
mañana,
Y sale al encuentro de los hombres.
Café de barrio,
hogar de los jirones de la vida,
y un montón de tristeza
durmiendo entre tus brazos.
Sólo una poetisa verdadera puede
escribir con sencillez, elegancia y sabiduría sobre imágenes y personajes de su
época, inmortalizándolos; transformando eso particular en vivencias
universales. Así como en CAMPESINO, amante labrador de
nuestra tierra, quien, mediante la magia de la poesía, representa al hombre de todos
los tiempos, que extrae con pasión y amor los
frutos de la naturaleza.
CAMPESINO
(HORIZONTES PERDIDOS)
Campesino dorado como una sementera,
fuerte como el acero, ágil como los
vientos,
dulce como las mieles de todas las
colmenas,
suave como los soles de todos los inviernos.
Aroman tus
cabellos las flores de la sierra
Y tus
ojos encienden todas las alboradas,
va el sabor de los frutos maduros en
tus labios,
y en tu brazo el esfuerzo de todas las jornadas.
Campesino fornido, campesino tostado,
Como a la tierra súrcame con tu pasión
agreste,
álzame entre tus brazos igual que una
gavilla,
sostenme entre tus manos como una flor
silvestre.
En Io más íntimo de su corazón juvenil,
surgen las evocaciones y sutilezas de la pasión y del amor pleno, que parece
huir lejos, mas allá de Io posible; porque aquí la huella amarga es
inevitable.
Mendigo que vas clamando
Por un mendrugo de amor,
note acerques a mi vera,
no tengo sino dolor.
Han pasado tantos otros
y ya nadie me quedó ...
Nada, nada ...
Ni siquiera,
me han dejado el corazón.
cada uno me ha traído,
un poquito de dolor,
me han dejado su amargura
por un puñado de amor ...
Pero veo que te alejas,
porque es triste mi canción,
¡egoísta como todos,
te ha cansado mi dolor ...¡
La soledad y la incomprensión que
necesariamente experimentan aquellos llamados “artistas”, que se apartan del
mundo o que el mundo los aparta, debido a su especial percepción de la
realidad, Io expresa hasta con frialdad y crudeza en su obra “El poeta”.
EL POETA (COROLAS DE CRISTAL)
Bebió el último sorbo,
y por última vez leyó el poema
salió meditabundo.
La cara entristecida por la pena
y el
alma carcomida por el mundo.
Estaba solo y triste ni una mano,
se le tendió para vendar su herida
No hubo amor para alargar su vida
Y lo hallaron tendido en el camino,
como un árbol caído. Como un ave,
Que ni al morir pudo encontrar su nido
...
Pasaron a su lado, y ni siquiera,
se descubrieron al hallar el muerto.
Uno dijo sonriendo, era un perdido.
Otro arguyo, era un pobre desvalido,
que pasaba su vida haciendo versos ...
Y otro pensó, mejor que se haya ido.
Y siguieron andando indiferentes,
sin comprender que fueron asesinos,
de ese dolor que les robó la muerte.
Gladys Thein,
profundiza desde muy joven en los grandes problemas del hombre; la razón de la
existencia humana y su posibilidad de trascendencia. Cuestionamientos que
determinarán su creación poética posterior: “Poemas” (1945) y “Territorio del
Fuego” (1 947) donde la palabra se sutiliza y las reflexiones se subliman.
IRSE (TERRITORIO DEL FUEGO)
Irse. Partir por el camino largo,
tras las huellas profundas de la
muerte.
Dejarlo todo ...
No llevarnos nada.
Ser un ánfora plena que se vacía,
ser un rayo de luna que se esfuma
Haber sido en el canto solo el ritmo
en el amor el éxtasis divino
y parir tras la muerte con las ansias
de ser aquello que jamás se ha sido.
Dejarlo todo…no llevarse nada…
Ni siquiera el recuerdo triste o bello
Y ser sólo una sombra que se aleja,
Y una tumba en la casa de los muertos.
VISPERA DE RETORNO (POEMAS)
El día junto a mí, ayer y taciturno
mañana.
Mi ventana tiene negros peldaños
Subir acaso, sea bajar, acaso sea
Desteñirse las manos y la piel y las
rosas.
Y quizás ni esto sea ¿a destruir los
signos?
¿A qué la vida, si es sólo un río
entre las sombras?
¿A que la muerte, punto vital de un nuevo símbolo?
Tegualda Pino
Barrios, fue una poetisa brillante y también una mujer culta y respetada en el
mundo de las letras y el periodismo. Trabajó algunos años en la Biblioteca
Nacional y dirigió una prestigiosa imprenta de Santiago. Vivió por varios años
en Argentina, donde la muerte la encontró en 1956 en forma trágica, mientras se
desempeñaba como periodista.
Detenerse y describir
la riqueza de esta mujer curicana, ha sido un privilegio. Como todos los grandes, escapa a los prototipos de su época y aunque el paso del tiempo ha intentado disminuir su presencia, siempre tendrá un lugar destacado entre
quienes creemos que la historia y el arte de los pueblos es la manifestación
verdadera de su riqueza.