martes, 31 de julio de 2007

BENDITO TANGO

TANGO
QUE ME HACES SENTIR EL DOLOR DE LA SOLEDAD




Viajé a Santiago de Chile, para participar en una jornada sabatina de Tango.
Allí estaban los músicos de mosaico, palmetas negras en sus vestimentas y blanca luz en sus melodías.
Nadie sucumbía a quebrar el silencio de las notas dolorosas del Tango.

Se bailaba en sepulcral resignación. Unos acompasados pasos para eludir la soledad, armonizaban la vida con la pasión.



Los músicos extraido de los rincones del tiempo, poseían el riguroso luto de la angustia en la trágica nota de sus instrumentos. El dolor revivía las pasiones del alma. Las quebradas notas de la nostalgia parecían callejuelas olvidadas en alguna barriada bonerense.

Es el estigma de una generación dolorida por el recuerdo, son las notas esparcidas en el tiempo que sembraron en esta tierra nuestros ancestros.






El vigor de sus rostros enjutos, sorprendió mi pensamiento sesgado por el olvido.




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