El Trópico del Maule
La estética de códigos poéticos
Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente
Examinando el lenguaje
aplicado en la poesía por diversos autores maulinos a través del tiempo, nos encontramos con las
más diversas expresiones, algunas de gran emotividad poética y otras de
carácter tremendista, explosivo y furibundo.
Esto nos lleva a realizar
un ejercicio entre el lenguaje poético y el mensaje como clave práctica de lo
que el autor nos quiere decir. Cada texto posee según la emoción con que fue
creado, un lenguaje conservador o un destemplado furor subversivo como una vía
de escape emocional.
El código de cada autor,
responde a su inclinación como interpreta la realidad social y como se inserta
por medio del lenguaje en una visión del mundo o en el pensamiento filosófico
de lo que quiere comunicar o entender.
Veamos algunos ejemplos, de
la efusividad, fueras del concepto de la maulinidad larica o evocativa que
ronda en las letras de los poetas de diferentes generaciones, si no que la
pasión con que se enfrenta el dolor, la angustia, la muerte, el odio, la
soledad, la ardiente pasión del poeta.
Pablo de Rokha
Su nombre real era Carlos Díaz Loyola, nació
en Licantén, provincia de Curicó, Chile, en 1894 y murió en 1968.
"soy como el
fracaso total del mundo".
Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
El cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
Lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.
Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
El cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
Lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.
Omar Càceres (1906 – 1943)
Nace en
Cauquenes. Poeta innovador, Su vida terminó en una zanja rural de Renca,
con la cabeza rota y los bolsillos vacíos, un 6 de septiembre de 1943. Muere víctima de un asalto callejero.
Anclas opuestas
Ahora que
el camino ha muerto,
y que nuestro automóvil reflejo lame su fantasma,
con su lengua atónita,
arrancando bruscamente la venda de sueño
de las súbitas, esdrújulas moradas,
hollando el helado camino de las ánimas,
enderezando el tiempo y las colinas, igualándolo todo,
con su paso acostado;
como si girásemos vertiginosamente en la espiral de nosotros mismos,
cada uno de nosotros se siente solo, estrechamente solo,
Oh, amigos infinitos.
(100, 200, 300,
miles de kilómetros, tal vez).
El motor se aísla.
La vida pasa.
La eternidad se agacha, se prepara,
recoge el abanico que del nuevo aire le regala nuestra marcha;
en tanto que enterrando su osamenta de kilómetros y kilómetros,
los cilindros de nuestro auto depáranse a la zona de nuestros propios muertos;
he ahí a los antiguos héroes dirigiéndonos sus sonrisas de altivos y próximos espejos;
mas, junto a ellos, también resiéntense,
los rostros de nuestros amigos,
los de nuestros enemigos,
y los de todos los hombres desaparecidos;
nuestro automóvil les limpia el olvido con el roce delirante de sus hálitos.
Como esas manos de mármol que se saludan a la entrada de las tumbas,
nuestro automóvil seráfico ratifica el gran pacto,
que a ambos lados de la ruta, conjuradas,
atestiguan las súbitas, esdrújulas viviendas golpeándose entre sí...
Ahora que el camino ha muerto,
y que nuestro automóvil reflejo lame su fantasma,
con su lengua atónita,
como si girásemos vertiginosamente en la espiral de nosotros mismos,
cada uno de nosotros se siente solo, indescriptiblemente solo,
¡oh amigos infinitos!
y que nuestro automóvil reflejo lame su fantasma,
con su lengua atónita,
arrancando bruscamente la venda de sueño
de las súbitas, esdrújulas moradas,
hollando el helado camino de las ánimas,
enderezando el tiempo y las colinas, igualándolo todo,
con su paso acostado;
como si girásemos vertiginosamente en la espiral de nosotros mismos,
cada uno de nosotros se siente solo, estrechamente solo,
Oh, amigos infinitos.
(100, 200, 300,
miles de kilómetros, tal vez).
El motor se aísla.
La vida pasa.
La eternidad se agacha, se prepara,
recoge el abanico que del nuevo aire le regala nuestra marcha;
en tanto que enterrando su osamenta de kilómetros y kilómetros,
los cilindros de nuestro auto depáranse a la zona de nuestros propios muertos;
he ahí a los antiguos héroes dirigiéndonos sus sonrisas de altivos y próximos espejos;
mas, junto a ellos, también resiéntense,
los rostros de nuestros amigos,
los de nuestros enemigos,
y los de todos los hombres desaparecidos;
nuestro automóvil les limpia el olvido con el roce delirante de sus hálitos.
Como esas manos de mármol que se saludan a la entrada de las tumbas,
nuestro automóvil seráfico ratifica el gran pacto,
que a ambos lados de la ruta, conjuradas,
atestiguan las súbitas, esdrújulas viviendas golpeándose entre sí...
Ahora que el camino ha muerto,
y que nuestro automóvil reflejo lame su fantasma,
con su lengua atónita,
como si girásemos vertiginosamente en la espiral de nosotros mismos,
cada uno de nosotros se siente solo, indescriptiblemente solo,
¡oh amigos infinitos!
Alejandro Gutiérrez Martínez (1908 -
1934) Rauco.
Poeta
simbolista, muere en Selva oscura trágicamente, se dice que se suicidó otros
afirman que fue asesinado.
Metempsicosis
Hace ya tres mil años.
Era una lluvia triste,
tan triste, tan inmensa
como ésta
que nos llena de pena y
de silencio.
Bajo la pesadumbre de
aquel cielo ceniza
comulgaron nuestras almas
con hostias de amor
y desde entonces nos
perdimos, nos hundimos sin vuelta
en la honda de tiempo que
se va.
Y ahora,
después,
que estuvimos navegando
en el Tiempo
y perdimos en la reseca
de los siglos
nos hemos encontrado para
no poder querernos como entonces
porque el Imposible nos
grita
su canción de negación
Yo te amo;
tú me amas;
y, sin embargo, nunca,
como hace tres mil años,
nos podremos amar,
La vida actual,
nos está negando su
limosna,
su absurda limosna de
libertad sensual.
Y ahora esperaremos
hundirnos nuevamente
en las profundidades del
Tiempo Inmemorial
y en otros tres mil años
saldremos a la vida
y entonces, quien sabe si
nos podremos amar.
Paciencia. Esa es la vida. La evolución eterna
a que nos sometió el
KARMA implacable y brutal.
El beso que me diste bajo
esa lluvia triste
que hace tres mil años,
regó nuestra heredad,
lo recogerás en tres mil
años más.
Armando Ulloa Muñoz (1899-1928)
Murió a la edad de 29 años en una casona de la localidad de “Los Huinganes”, Constitución, el 10 de enero de 1928, luego de una enfermedad tan común a principios del siglo XX, la TBC. Se cuenta que su funeral se realizó en un Falucho maulino de Huinganes has el cementerio de Constitución, bajo el silencio de una brumosa tarde.
Murió a la edad de 29 años en una casona de la localidad de “Los Huinganes”, Constitución, el 10 de enero de 1928, luego de una enfermedad tan común a principios del siglo XX, la TBC. Se cuenta que su funeral se realizó en un Falucho maulino de Huinganes has el cementerio de Constitución, bajo el silencio de una brumosa tarde.
Egloga
Lejos de la estulticia quiero tejer mis rimas,
donde no alcance el grito de los doctos graves,
y dar cantos serenos y emociones óptimas
y dejar que el espíritu vuele como las aves…
Donde pueda sentir el ritmo de las horas,
y aguzar los sentidos en un silencio sabio,
y ver el corazón desnudo cuando llora
y entreabrir las pupilas limpias de todo agravio.
Quiero vivir la vida anónimo y sereno,
humilde y
encantado en mi heredad lejana;
saturarme de
sol sobre los campos buenos
y beber el
rocío fresco de las montañas.
Quiero en las noches blancas, bajo la luna errante,
copiar de las estrellas el temblor emotivo,
y lleno de dulzura y de emoción fragante,
tenderme sobre el césped y quedarme pensativo…
Y ver caer las tardes y llegar los crepúsculos
encendido el espíritu, el corazón abierto,
y pasar de la tierra – insensibles los músculos-
a la vida encantada en que viven los muertos…
EDILBERTO DOMARCHI
Poeta
singular, irónico y sugerente, nace en Linares el 24 de febrero de 1924.
Falleció
en Chillan el 9 de mayo del 2000
Ante
la grandiosa presencia de la muerte
Cuando
muera, he de nacer a otra existencia,
Viviendo
por los otros, sin protestas,
Alegre,
liviano, liberado
Rogando
siempre por los desamparados
Y
seremos presencia indiscutible:
Yo
seré el pan, tú la rosa, el agua, el aire,
Nuestra
estela invisible se hará presente
En
la novia que reza esperanzada
Cuando
acaricia los cabellos de su padre enfermo,
Estando
aquí, sin vernos, sentado en leve flor,
Hablando
por semáforos y estambres
Con
la preocupación, tan solo,
De
quien dejó olvidada por dos horas
La
envoltura carnal en la estación
De
los ferrocarriles más cercana.
EDUARDO
ANGUITA CUELLAR
Poeta, cuentista y ensayista, nace
en Yerbas Buenas de Linares el 14 de noviembre de 1914. Fallece en Santiago el
12 de agosto de 1992.
Venus en el pudridero
¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del
estío,
A la venida del sol, mientras un príncipe danza
¿En víspera de su coronación?
Yo pienso en el gusano.
¿Oís podrirse los duraznos en el granero,
Al atardecer, mientras las fechas del reino
Caen de los tronos
¿Y el viento las amontona, las dispersa y olvida?
Yo pienso en el gusano.
Si veis montar el agua de la noria,
Con un niño fijamente asomado al brocal
Frente a frente al abuelo,
Y se siente el beso de los amantes como una hoja
seca
Que el pie del tiempo aplasta crepitando:
¿Los amantes están muertos? No preguntéis con
torpeza,
Pensad en el gusano.
Al borde del pozo, gusano y amante.
Los dos punteros del reloj.
El agua está vacía y la amada es un torrente de mil
rostros
Despeñados.
Ambos sedientes, un sol varonil frente al otro
sol, también varonil,
Pero llorando y sombrío:
El de la aurora y el atardecer, íntimamente
coludidos,
Aparentemente enemigos y cuan quebrantados.
Llegan carretas rebosantes de grutas maduras,
Se despiden los ancianos,
Las raíces quedan en acecho al sol de la espera.
Se acumulan los hechos.
Niño, niño mío, nómbrame sin pestañear,
En un segundo,
Las dinastías reinantes –siglos, siglos-
Los monarcas desgajados.
Abuelo, abuelo, nómbrame siglos sin pestañear, en
un instante,
Antes que el ruiseñor concluya la nota de su silbo.
¿Quién osa alzar el tarot vertiginoso?
Todas las flechas están prontas o marchitas, como
nunca nacidas.
Nació en Linares, vive su exilio
en el sur de Argentina desde 1973
Enterrar
libros.
Los enterramos en medio de la noche.
Sin testigos.
La pala silenciosa.
Todo lo que puede ser de silenciosa una pala
Sin testigos.
La pala silenciosa.
Todo lo que puede ser de silenciosa una pala
en manos de enterradores sin experiencia.
Sembradores, mejor.
Sembradores, sí, de esta semilla
Sembradores, sí, de esta semilla
que no vino al mundo para ser enterrada.
Más bien, semilla hecha para el vuelo.
Entonces …¿cómo enterrar pájaros?.
Sí, como enterrar pájaros.
Sin ceremonia, apresurándose.
Debajo de las baldosas en la tierra recién descubierta.
Más abajo del trébol.
Ahí donde comienza el reino de las raíces.
Todo lo profundo que puede ser una fosa para enterrar los libros.
A ver si nos salvamos!
A ver si nos salvamos juntos!
Entonces …¿cómo enterrar pájaros?.
Sí, como enterrar pájaros.
Sin ceremonia, apresurándose.
Debajo de las baldosas en la tierra recién descubierta.
Más abajo del trébol.
Ahí donde comienza el reino de las raíces.
Todo lo profundo que puede ser una fosa para enterrar los libros.
A ver si nos salvamos!
A ver si nos salvamos juntos!
Manuel Astica Fuentes (1906 - Valparaíso 1996)
Poeta, periodista y autor teatral, nace en Linares en 1906. - activista sindical, periodista, polemista y escritor chileno.
Poeta, periodista y autor teatral, nace en Linares en 1906. - activista sindical, periodista, polemista y escritor chileno.
Considerado habitualmente como el cabecilla de
la Sublevación de la Escuadra de Chile, ocurrida
en Coquimbo en
septiembre de 1931.
Cerro de la Cruz
En este sitio, en este suelo,
en aquel día de peste
se debía caminar con una campanilla en la mano
para advertir a los demás
que cierren ventanas
para que aliento envenenado
no entre en habitaciones.
En este sitio, en este suelo
si alguno de estos malaventurados
caía muerto de calentura,
mejor que no hubiera sido
porque sus dientes de oro
con tenazas de fundición
se arrancaban de la mandíbula.
En este sitio, en este suelo,
ahora pican, como entonces, las paredes,
mudan los ladrillos,
y con auxilio de expertas orugas
las calles cambian de nombre.
En este sitio, en este suelo
también se pulveriza la memoria.
En este sitio, en este suelo,
en aquel día de peste
se debía caminar con una campanilla en la mano
para advertir a los demás
que cierren ventanas
para que aliento envenenado
no entre en habitaciones.
En este sitio, en este suelo
si alguno de estos malaventurados
caía muerto de calentura,
mejor que no hubiera sido
porque sus dientes de oro
con tenazas de fundición
se arrancaban de la mandíbula.
En este sitio, en este suelo,
ahora pican, como entonces, las paredes,
mudan los ladrillos,
y con auxilio de expertas orugas
las calles cambian de nombre.
En este sitio, en este suelo
también se pulveriza la memoria.
PABLO NERUDA (1904 – 1973)
Seudónimo de Neftalí Reyes. Nacido en Parral. Entre sus obras destacan “20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada”, “Residencia enla Tierra ”,
“Canto General” y “Odas Elementales”. En 1945 obtiene el Premio Nacional y en
1971 el Premio Nobel de Literatura.
Seudónimo de Neftalí Reyes. Nacido en Parral. Entre sus obras destacan “20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada”, “Residencia en
“Mariposa
morena dulce y definitiva
como el trigal y el sol, la amapola y el agua”. (Poema 19:104)
como el trigal y el sol, la amapola y el agua”. (Poema 19:104)
“Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre”. (Poema 18:99)
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre”. (Poema 18:99)
“Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi ser ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma”. (Poema 6:39)
“Era la negra, negra la soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro”. (Canción: 115-116)
También podremos ser testigos de la soledad del poeta cuando pierde a su amada:
“Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ¡ah!, más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas”. (Poema 17:91)
Pedro Antonio González Valenzuela (1863-1903)
Se autodenominó "proscrito". Profecía
cumplida. Ese fue su sino. Dijo: “Fui el eterno huérfano. Mi niñez no tuvo ósculos.
Mi juventud careció de antídotos, y ya hombre, mis versos llevaron
ofrendas a un altar sin dios.
Asteroides
XIX
Sacerdote que manchas con los ojos
clavados en la tierra, donde pisas:
en la tierra que hartaste de despojos;
¡en la tierra que ahogaste de cenizas!
Parece que temieras que su seno
te devolviera el eco de tus pasos
en alas del estrépito de un trueno
cuyo rayo te hiciera mil pedazos.
Cuando tu mano trémula bendice
parece que sintieras en ti mismo
¡que Dios desde la altura te maldice
y que ríe Satán desde el abismo!
Asteroides XXXII
Embriaga mis estáticos sentidos
la ardiente ondulación que se levanta,
al compás de tus rítmicos latidos
debajo de tu mórbida garganta.
Tras los encajes de la gasa leve
que tus senos de virgen medio encubre,
yo entreveo dos copos de la nieve
que torna en manantial el sol de octubre.
Sacerdote que manchas con los ojos
clavados en la tierra, donde pisas:
en la tierra que hartaste de despojos;
¡en la tierra que ahogaste de cenizas!
Parece que temieras que su seno
te devolviera el eco de tus pasos
en alas del estrépito de un trueno
cuyo rayo te hiciera mil pedazos.
Cuando tu mano trémula bendice
parece que sintieras en ti mismo
¡que Dios desde la altura te maldice
y que ríe Satán desde el abismo!
Asteroides XXXII
Embriaga mis estáticos sentidos
la ardiente ondulación que se levanta,
al compás de tus rítmicos latidos
debajo de tu mórbida garganta.
Tras los encajes de la gasa leve
que tus senos de virgen medio encubre,
yo entreveo dos copos de la nieve
que torna en manantial el sol de octubre.
HIMNO
AL CRÁNEO
Oh, cráneo sombrío,
que con tu cavidad, desierta y vana,
proclamas el vacío
de las grandezas de la vida humana.
Cuántas veces también tú sentirías
rugir en lo interior de tu caverna,
ya para siempre solitaria y muda,
las tormentas bravías
del delirio del dogma, en lucha eterna
con el sarcasmo de la eterna duda.
Quizás tú fuiste el místico palacio
de un apóstol sublime
para quien la extensión del mismo espacio
fue lóbrega prisión, cárcel que oprime.
Pero si fuiste el templo por Dios hecho
para el autor de un dogma soberano,
por qué dentro de ti se siente estrecho
el mísero gusano?
Quizás tú fuiste el bizantino trono
del déspota más vil de que hay memoria,
de cuantos con su torpe y negro encono
provocaron los rayos dela
Historia.
Per o si fuiste el pedestal sangriento
de un autor de cadenas,
por qué alza un himno en torno tuyo el viento
y brotan azucenas?
Oh, cráneo sombrío,
que con tu cavidad, desierta y vana,
proclamas el vacío
de las grandezas de la vida humana.
Cuántas veces también tú sentirías
rugir en lo interior de tu caverna,
ya para siempre solitaria y muda,
las tormentas bravías
del delirio del dogma, en lucha eterna
con el sarcasmo de la eterna duda.
Quizás tú fuiste el místico palacio
de un apóstol sublime
para quien la extensión del mismo espacio
fue lóbrega prisión, cárcel que oprime.
Pero si fuiste el templo por Dios hecho
para el autor de un dogma soberano,
por qué dentro de ti se siente estrecho
el mísero gusano?
Quizás tú fuiste el bizantino trono
del déspota más vil de que hay memoria,
de cuantos con su torpe y negro encono
provocaron los rayos de
Per
de un autor de cadenas,
por qué alza un himno en torno tuyo el viento
y brotan azucenas?
Una extensa lista de poetas
que enraizaron su huella en las letras del Maule, lo interesante aquí es
relacionar ese lenguaje, con la idea de entender la clave de esa creación, que
pensaba el autor, que vivía, cuál era su emoción y como se desarrolló su
entorno emocional.
“La forma de experimentar y
exponer lo que puede ser denominado arte, por lo tanto, es una acción
valorativa, llena de juicios cargados, y resulta ser una manera de responder y
experimentar al mundo. Lo que es aceptable a uno como "arte" es
posible que no lo sea para otro”. (William Martínez, Jr).
El código refleja el esoterismo del lenguaje,
el significado simbólico de una obra escrita con una clave emocional de su
tiempo. El autor frente al mundo y a su entorno vivencial.
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