domingo, 11 de septiembre de 2016

CHIBY GUAJARDO ESCRITORA DEL RELATO BREVE

El Ojo oculto de los cuentos “DEPOSITOS EN AFECTIVO”

De la narradora Chivy Guajardo. Ediciones: La Trastienda.

Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente

Silvia Guajardo, oriunda de San Fernando, es en verdad la Chivy escritora, que otea el alma humana desde un rincón de sus profundos ojos pícaros y burlones. Gesticula, habla, tiene gracia, escucha, pero se mantiene en ese caparazón de niña traviesa, como si el tiempo no le hiciera mella.
Escucharla, es sentirse complacido, condicionado, abstraído y por si no bastara poco, fuera de órbita.

La conocí, por esas casualidades de la vida, a la salida de una carnicería frente al mercado. Un señor gritaba relojes, el parquímetro corría detrás de una camioneta que se escapaba con gamba, a esa hora, el bullicio de las 19 horas en calle Peña, es una locura. Aun en esas condiciones, fluyó entre nosotros el mágico esplendor de las letras, hablamos hasta por los codos, alguna peladita nos pegamos... De su cartera, extrajo un libro y ¡Sorpresa!, me lo regaló. Pocos escritores tienen ese gesto de hidalguía con los críticos, nos tienen miedo. Enorme regalo, este libro sorprendente de desencuentros entre la sensibilidad de la autora y la sociedad en que vive.

La narradora se encuentra inmersa en el mundo que crea. Posee una abrupta innovación narrativa, con rasgos esenciales de un nuevo costumbrismo sin pesimismo trágico, pero sí con una compleja red de ironías finas y de gran poder moralizador. En un esquema netamente inocente, de picardía, emergen signos muy claros de nostalgia, angustia y desazón, que combina con optimismo esperanzador e irónico. La ironía es un arma poderosa, como un alfiler con el que pretenden desinflar las imágenes de una sociedad fría e impersonal, mercantilista.

Ella, usa un gesto de denuncia dirigida contra el antihumanismo de actitudes pueriles, en un ejercicio de fina ironía y eso es una actitud para destruir, no necesariamente negativa, depende de lo que se destruya. Y como se dice en el campo de lo grotesco, para reír con provecho, es necesario ser serio. Su narrativa apunta a destruir una falsa estructura emergida de la lógica que atenta contra los valores más esenciales de la vocación humana.

Es evidente que, en el campo de la narrativa en cuento, no cumple con todas las normas expuestas, se sale de ellas, las recrea, las tonifica, aunque a veces se torna ambigua y excluyente. Ya hoy día, ninguno de los promisorios escritores casi entiende de su rol, ni de la materia que tienen ante sus ojos, sólo juegan a ser escritores y a veces aciertan. La literatura actual es poco profunda y clara, producen una ruptura de géneros con tal naturalidad, que transforman en verdaderos dogmas. Este microbio virgen penetra con insistencia en todos los espacios de la razón y las palabras.

El estilo de la obra se aleja de los métodos tradicionales del cuento y que no escandaliza a nadie. Me recuerda las “Relasía” creadas en la década del 80, que no eran otra cosa que “relatos fantasías” o “relatos poesía”, sin el marco regulador de los géneros literarios.

Chivy Guajardo pretende domesticar el rígido y severo actuar humano, re-descubriéndolo, humanizándolo, y entregándole un gesto mágico frente a la cosificación del hombre llevándolo a su justa posición. La veo en la veta humorística de Mark Twain, pero con la soltura narrativa de estos tiempos, sin restricciones lingüísticas. Tiene varios cuentos llenos de picardía e imaginación, donde se ríe de las circunstancias, disfrutando de los acontecimientos diarios desde la lupa de su oficina. Ella es personaje principal en cada narrativa, como en el cuento, “Carnet”, donde mantiene el suspenso por un encuentro inesperado pero sugerido por el teléfono, con un posible pretendiente al que sólo conoce de vista y el, solo de oídas, por el teléfono. El encuentro, es el desenlace de la cruda realidad frente a las idealizaciones, cuando le pide el carnet. Aunque tiene algunos insertos que no cuadran en el esquema de los cuentos y menos del libro, cuentos como “Honores al Gerente”, “La cazuela, la medalla y el nombre”, “Chimpilo”, y otros muy interesantes, conforman la creación de esta narradora en potencia, a la que hay que tener respeto para no cruzarse en sus líneas.

Es un libro lleno de acontecimiento positivistas, verificables a diario en nuestras propias vidas, y de alto poder sensitivo. Estos escritos a hurtadillas, detrás de un escritorio tienen el gran sabor de la realidad total, la de oficinas, empleados a sueldo, pero de gran goce estético y de evasión a la vez de las realidades más traumáticas.
Un libro que se debe leer, porque tiene sabor, profundidad y en tanto credibilidad. Es algo fresco, nuevo, sin lenguajes rebuscados, transparente, cuyos hechos narrados son una mera coincidencia con personajes y la realidad que usted vive.


Silvia (Chivy) Guajardo, 1948, escritora.
Columnista de diarios y revistas en San Fernando, Osorno y Curicó, Primer Premio en el concurso nacional de cuentos Bancoestado, 1985. Segundo premio en el concurso nacional de cuentos “Mesa Seco”, 1997. Mención honrosa en Santiago en 100 palabras con el cuento “Y Paró”. Su libro humorístico “Depósitos en Afectivo” publicado en 2000 ha agotado dos ediciones. Es miembro del directorio de Letras de Chile.


No hay comentarios.: