EL OXIGENO INVISIBLE De la poesía
curicana, Jaime González Sepúlveda.
Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente
Parodiando el libro sobre Huidobro, escrito por Rafael Squirru, deseo demostrar como el poeta Jaime González Sepúlveda, es la más clara manifestación de la vivencia poética que irradia a su entorno.
Hombre
poeta eres, por eso tendrás que vivir como poeta. “Rey sin reino, tu palabra
será tu cetro y tu corona”
El poeta nació en Curicó donde hizo sus primeros
estudios, luego ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile,
donde obtuvo el título de abogado. Cuando llegó a Santiago para iniciar sus
estudios universitarios, lo hizo en compañía de su padre Orlando González
Gutiérrez el que sostuvo una conversación con el Abogado Jorge Sepúlveda
Torres, para que este último, convenciera a Jaime que siguiera esa carrera, que
él prefería ser artista. Parece que lo convenció.
Su casa era el viejo solar o casona de Camilo Henríquez
esquina Membrillar, una joya arquitectónica que posteriormente fue demolida en
aras del progreso, allí se congregaban un buen número de poetas y escritores
entorno a su padre, por el cual bautizaron al grupo Orlando González Gutiérrez.
Hoy queremos destacar la figura del poeta Jaime González
Sepúlveda, por su constante trabajo literario y su presencia en una generación
literaria que enfrentó difíciles épocas sociales en los años 70. Ha sido
publicado en revistas y antologías, posee una gran capacidad intelectual, de
explosivas imágenes con marcado sentido social y bohemio, que se trasunta en
versos a veces dolorosos y rebeldes. Se encuentra en antologías en Francia y
España donde también ha participado con indudable fuerza en concursos
literarios.
Su poesía reveladora, reflexiva y soñadora, guarda algo
de surrealismo, de realismo mágico y simbolista a la vez. Su verdadera pasión
es intensa y viril, busca estados éticos removiendo conciencias. Pone al ser de
cara a la realidad, a lo objetivo cuya razón refleja una crítica social áspera.
“Al pioneta que
descarga la miseria
Cuando el sol quema
El lomo de las
bestias
Y juego de las alas
de las moscas
Entreteniendo los
reflejos hirientes
De las lagartijas
que no reptarán concesiones
De la belleza al
hombre”
En su obra figuran
“El Derecho a la
Intimidad Privada”, “Huellas en la Arena” (1980) Poemas., “Cosecha Plena”
(1981) Santiago, Poemas., “El Caballo Azul y otros poemas” (1994) Imp. Cepetic.
(Poemas), en este último, le dirige una carta a su padre en verso:
“Te escribo padre desde la última rama de la soledad
Cuando el roscicler de la noche enhebra soles de
escarcha
Con picaflores horadando la sangrienta rosa de la vida,
Amanecida de gritos que exigen la violenta partida
De seres encadenados al fervor de la huida
Y la huella dolorosa de un proyectil.
Te escribo padre
Envuelto en la soledad”
Bello poema
elegíaco, que nace como un impulso secreto y misterioso desde el alma del
poeta. En una visión del mundo y expresión profunda que lo habitan aporta datos
vitales, que los hace universales, a partir de la propia sensación existencial
que surge de su reserva emocional.
Jaime González
moldea su obra a imagen y semejanza donde aporta un torbellino de ritmos, imágenes,
sensaciones y simbolismos emanados de la observación objetiva a las superpone
lo fantástico. Es el niño rebelde de la sociedad curicana, que se transforma en
poeta al estilo Rimbaud que riñe con todos los estilos de vida pública, para que,
con el mismo fragor, cree su propia estética social.
Seguramente,
como ya ha estado sucediendo, se transformará en leyenda o un mito cuyas
anécdotas de su vida tienen mucho de su propia personalidad única e irrepetible.
En términos poéticos, ser un clásico es reflejar en la poesía una especie de
conocimiento enciclopédico de su tribu. En otras palabras, el poeta presenta la
realidad como debe ser.
Ante tanta
evidencia creadora, no es suficiente lo publicado por el poeta Jaime González,
que adormece sin reconocimiento, sin laureles, en su mundo invisible y místico.
Es por eso creo que, se genera una reacción evocadora de su poesía, llena de
rincones ocultos y misteriosos de lo que algún día nos quiso decir.
Otras obras fueron:
“La Bida es Vella” (poemas) Imp.
Mejías Curicó, Sello “Grupo Fuego de la Poesía” (2000) “La Barcarola” (2004) de
la cual se dice:
“Esta barcarola, echa manos a otros elementos, otros materiales
conforman su Océano poético, en cuyas aguas navega el alma del poeta viajando
cuál argonauta a los tiempos y momentos pretéritos, donde se adivina la niñez y
el tiempo perdido en postales cuya vivencial destila belleza, pesar, nostalgia,
melancolía, amargura y resignación. Nuestro poeta canta y a la vez desangra su alma,
su espíritu, herido por el misterio de la vida, cuya perplejidad se transforma
en un juego, que a veces coquetea con la muerte, como el sumo umbral de los
misterios, el tesoro del más allá, la puerta sagrada a otros destinos.”
El poeta que nos deja el grato
pensamiento que la existencia que hay que vivirla, construirla y trascender con la palabra, cuyo legado
hay que seguir armándolo. Falleció el 8 de junio de 2022 en Curicó.
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