ARRECIAN VERSOS
EN EL VIENTO.
Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente
En un día de abril,
cuando arreciaban los vientos de otoño, mi buen amigo Juan Jofré Bustamante, me
cuenta como, en un viaje por el viejo mundo, le hizo mirar el panorama
misterioso y sugerente de una catedral y como el viento serpenteaba sobre su
rostro. Este acontecimiento preferente le trajo invocaciones a su mente
poética, con aires de evocación y desarraigo, trayendo la inspiración cultivada por la nostalgia del pasado. Un tema que merece ser consignado. El autor más dado a
penetrar oídos sensibles y social, ahonda en el misterio del tiempo,
reconstruyendo con vientos ancestrales, lo que percibimos de una realidad
ausente.
Juan
Jofre recrea en un juego poético, la atípica, profunda y sincera versificación,
que aspira a recorrer el tiempo, con la libertad que le da al hombre la
posibilidad de optar por reconstruir la memoria del lar, el hábitat y la esencia
natural de su tierra, mirada desde la lejanía.
“Los Vientos”, es el nuevo
título de su última obra de 12 poemas y una extensa sub-numeración de versos, donde
existe una rememoración de hechos y personas, con una belleza poética:
4.
“Siempre
hay esperas
Yo esperé
a Dios en las promesas
Sobre los
pájaros y la tierra
Bajando a
la raíz de los recados:
Me
convencí del sonido de las palabras
Que traía
el agua a las raíces y
Cada día
era un anuncio dulce creado
Por los
hombres en esa eterna
Noticia
del pasado.”
En tierra de nadie, o quizás una tierra imaginaria o simbólica,
el poeta se dispone a rememorar, por primera vez, la auténtica historia de su
vida. Una historia que únicamente él conoce y que ha quedado diluida en los
vientos del sur. Aspira la brisa que viene de la lejanía y fluyen los versos,
como un músico que compone acordes. Es la música interior que
tienen estas proposiciones como sus creencias que estructuran la visión del
mundo, presentes en sus textos poéticos.
El
poeta nos entrega la posibilidad de la libertad creativa.
“El viento indiferente
Canta con todos los
sonidos
En la mañana su
garganta nueva
Abre la aurora nacida.”
Nos canta con una
capacidad opcional, para identificar los valores humanos desde su desgracia. La
vida pasa a ser esencial ante su atropello, la vida le da sus propias líneas
para defender, simbólicamente, al hombre de su cruel realidad. Nos entrega un
resguardo a futuras masacres en el poema: “Decreto”. Y vuelve a reencontrarse
con las evocaciones:
“Hermano la distancia
no es más que los recuerdos
aceitados en los
vientos de los días
cayendo rápidos como
golpes inesperados….”
Estos textos poéticos
se centran en el código estético, donde la memoria, la familia, los amigos, la
tierra, emergen simbólicamente desde las penumbras del recuerdo. Un libro de
abundantes visiones láricas, que fortalecen su oficio de poeta concluyente y
necesario.
Al seguir rastreando las profundidades de nuestro poeta en estos
diversos tópicos intimista, descubrimos su percepción temporo-sensoriales como
una caja que resuena al impacto de distintos estímulos. Hay angustia, evocación y sensibilidad
perceptiva. Los dos últimos rasgos que definen la personalidad de nuestro poeta
en estado de angustia propio de todos los estímulos imaginables, aunque siempre
en un plano profundo, místico del entorno que le rodea.
Al abrir espacios a los sentidos, se nos presenta como un hablante
aparentemente impresionable, pero sabiendo de su trayectoria social mantiene
sus grandes pasiones o una profundidad reflexiva, que la transforma en un
mensaje sutil de la realidad de su terruño y de la esencia local.
Juan Jofre es un buen poeta, reconocido por su conducta ética
ante el sentido de la vida que supera la desgracia y el dolor de una sociedad
avasalladora e inhumana. Su poesía abre los límites del tiempo por los sondeos en el laberinto del alma humana, allí se acomoda y emana esos versos profundos y decidores que
lo tienen como un poeta concluyente, cuando su propuesta eleva los cánones de
la vida. Su arte, es el simbolismo de la conciencia social, de la cual arrecia
una ventolera de sílabas y palabras, que se dispersan en el aire como las aves
de otoño, y nos traen nuevas esperanzas en cada libro.
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