EL FALUCHO FANTASMA DE HUINGANES HACIA EL OLVIDO
Armando Ulloa M. (1899-1928)
Escribe: Samuel Maldonado de la Fuente
“Me quitaré sin pena
La mañana,
Pero jamás me quitaré la noche
Porque me queda bien”.
Raúl Morales
El Enigma
Hurgaba entre viejos libros que mi
padre había dejado antes de partir, al oriente eterno, cuando una vieja esquela
amarillenta se desprendió de uno de ellos, cayendo lentamente sobre el piso.
Con la misma parsimonia, me agaché y recogí ese amarillento facsímil, que trajo
a mi mente una época tan distante como enigmática de principios del siglo XX.
La esquela estaba firmada nada menos que por Jorge González Bastidas, escrita
con lapicera con tinta color verde. Me fui al libro y leí su título: “El Poemas
de las Tierras pobres”. Allí estaba el mismo tipo de letra y su firma.
Cogí con cierto desgano aquel texto,
pero con una gran curiosidad, el gramaje del folio por mis conocimientos de
imprenta, era de unos 100 gr, tipo roneo antiguo, amarillento por el tiempo,
tal vez de 1950, según mi opinión. Miré inquieto el texto escrito con lapicera,
tal vez marca Parker como era usual en esos años y comencé a leer:
“Samy, estimado poeta, te cuento que llegué a
la localidad de Huinganes distante a unos 90 km de Talca, te diré que el nombre
proviene de un arbusto de blancas flores y negruzcos frutos que se usan para fabricar
alcohol, miel y para curaciones de huesos.
Que contradicción, alcohol para curar en dos aspectos.
El buscarril parece una serpiente chillona en busca de su presa y el
poblado duerme a ambos lados del río Maule. Conversé con Clotilde y me cuenta
más sobre Armando, como lo conversamos se fue navegando por las aguas del Maule
a Constitución, trágica muerte y silente cortejo de aguas” ….
Después de leer este escrito, busque
por todos lados un Armando referidos por Bastidas, tenía que ser el poeta de
Huinganes y la sorpresa se presentó a mi vista, ahí estaba el pequeño libro,
una joya, tal vez uno de los pocos ejemplares existente, “Poemas de la Tierra y
Otros poemas”, edición póstuma de Armando Ulloa imprenta Nascimiento 1931,
recopilación de su amigo Carlos Acuña.
“Quiero
vivir la vida, anónimo y sereno,
humilde y encantado, en mi heredad lejana:
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las mañanas...”
humilde y encantado, en mi heredad lejana:
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las mañanas...”
Armando
Ulloa
El
Mito del Cortejo
Todos los datos referidos a poetas y
escritores de principios del siglo XX, nos llegan por la oralidad de la
tradición maulina y por viejas narraciones en diarios y revistas; algunas por
los actores sobrevivientes de esas épocas, que ya no quedan y sus comentarios
en diarios y revistas. Empecé a hurgar como ratón de biblioteca, primero, entre
los escritos de mi padre, luego en los libros de época y antologías. Leí artículos y artículos para formarme una
idea retrospectiva de Armando Ulloa.
Armando Ulloa, murió a la edad de 29
años en una casona de la localidad de “Los Huinganes”, Constitución, el 10
de enero de 1928, luego de una enfermedad tan común a principios del siglo XX,
la TBC. El
poeta Carlos Acuña, fue quien recopiló las
poesía en el único libro de Ulloa, Poemas de la tierra y otros poemas,
recuerda: “Tal vez, fuera del ambiente intelectual, sean pocos los que conocen
a Armando Ulloa como poeta, y lo fue, su emoción desbordaba el frío vaso
moderno. Su pasión por la cultura francesa no le impidió vibrar con su tierra
nativa…”.
Es
el mismo Carlos Acuña quien agrega: Ya cansado y debilitado, expira sus últimas
palabras, “Me muero”, y deja de existir.
“El sepelio tuvo visos de leyenda: una lancha llevó sus restos por el río hasta
el Cementerio Católico de Constitución. “Una barca silenciosa que ornaban unas
flores y unos paños negros –escribió Carlos Acuña–. En ella iba el poeta
dormido para siempre... Entierro grato a la memoria del tierno bardo de sus
valles nativos, este deslizarse dulcemente, acunado sobre el agua azul que
había cantado tantas veces.”
En
este acto simbólico, está reflejada la esencia de los poetas, escritores y
artista de principios del siglo XX, en clima modesto, soñador y limitado por la
falta de previsiones de salud. Es cierto que el ámbito de una existencia bohemia
y desenfrenada, era impulsada por el amor a las ensoñaciones literarias, donde
la lógica no tenía cabida, solo las emociones y el recogimiento intelectual era
la razón primera.
La
generación del 20, poetas del Maule
tomaban fuerza: Pedro Antonio González,
Jorge González Bastías,
Jerónimo Lagos Lisboa, Max Jara, Aída Moreno, Víctor
Barbieris, Alejandro Gutiérrez, Raimundo Echeverría, Joaquín Cifuentes,
Omar Cáceres, Augusto
Santelices, Gladys Thein, tenían una comunión de idea y vivencias muy
arraigadas, en especial lo social y las preocupaciones por los desposeídos.
En ese ambiente, Armando Ulloa se entregó de corazón a la práctica
de la evocación, el romanticismo, y la búsqueda de nuevas expresiones. Aun así,
su poesía quedo dispersa entre amigos, rincones, revistas y en el silencio en
que se construyeron.
La barcaza de su extinta existencia, me la imagino
penetrando en la niebla del anchuroso Río Maule, entre faluchos y hombres
curtidos por los astilleros. Silente hacia un horizonte inexplorado,
transmigrando a otra dimensión. En la formulación de una idea de la muerte más
allá de la vida, la trascendencia espiritual que queda de manifiesto en sus
poemas, en sus amigos y en su memoria. Lo que fue ayer, ya no es como hoy,
donde el hombre ha perdido su espiritualidad humanizante.
Fue
enterrado en el cementerio de El Dique, sección 5a sur, Nº22, entrando a la
derecha a unos veinte metros de la puerta principal.
El Poeta
Nos
cuenta el historiador Jaime González Colville, en su trabajo: “Armando Ulloa,
la voz perdida del Maule”
“Nunca
le preocupó publicar un libro. Esta característica es también la de muchos
errabundos escritores de esos años. Entre sus estudios universitarios y su
vorágine vividora, sus pulmones anidaron la mortal tuberculosis”.
“Hacia
1922 su salud está muy debilitada. Debe recluirse, en el Sanatorio de San José
de Maipo. “Todos los sábados –evocaría más tarde el poeta Carlos Acuña– como un
culto, unos brazos amorosos de muchacha, descendían, cargados de flores, en la
estación del pequeño tren que culebrea por la montaña”.
Se
recupera, pero no escuchará razones. Reincide en las trasnochadas en forma
irresponsable. Su amigo, el escritor y diplomático Juan Marín, lo vio una
mañana, en el funeral de una joven prostituta, en un cortejo de ojerosas
mujeres: “...Alto y pálido, cernidos los ojos de hondos círculos azules [...]
con un enorme ramo de violetas en las manos”.
Estos
detalles, nos muestran el destino de muchos poetas bohemios y casi místicos,
Ulloa, Juan Marín, Alejandro Gutiérrez, Carlos Pezoa Véliz, entre muchos que
padecen enfermedades como la tuberculosis (TBC) o simplemente se suicidan.
En 1928 en San Bernardo, poco antes de su muerte.( en la foto junto a su hermano Emilio)
CANCION DE
LOS SUEÑOS MUERTOS
Uno a uno
mis sueños,
bajo yo no
sé qué ala perversa
se han ido
muriendo.
El jardín
interior no repite
la sombra de
mi eco.
Ya no soy el
muchacho que sueña,
se han ido
los versos…
La ambición
del laurel se ha dormido,
el romántico
cisne se ha muerto,
la sutil
sensitiva desmaya
y se adentra
en el alma el invierno…
El poeta y novelista Juan Marín, lo describe romántico de espíritu frágil que buscaba una especie de aristocracia intelectual, huía de las muchedumbres y del rumor de las calles para refugiarse en sus versos. Es decir, hondas y profundas reflexiones deben haber pasado por su mente, ya que su estampa de dandy, fino, distinguido, escondía recónditas ansiedades.
Armando
Ulloa Muñoz, que vivió el apogeo del ramal en Huinganes, donde aún se conserva
la casa y su familia. Publicó poemas en
diversas revistas y diarios de la época. La única edición (póstuma) es
"Poemas de la Tierra y otros poemas", año 1931, con un tiraje de 100 libros.
La iniciativa fue unos amigos del poeta, entre otros, "los hermanos
Labatut, Juan Marín, Alfonso Castro García Huidobro, Carlos Acuña, Carlos
Mondaca, Jorge González Bastías, Gerónimo Lagos Lisboa, Roberto Meza Fuentes,
Emilio Ulloa (hermano del poeta) ..." Existe una nueva edición del libro
"Poemas de la Tierra y otros poemas", 2003, obra a cargo de su
sobrino don Armando Ulloa Contreras, quién rescata la obra original. La edición
fue repartida gratuitamente a establecimientos educacionales y Bibliotecas de
Constitución, para mantener el recuerdo vivo del poeta en la zona.
Armando Ulloa aun navega en los atardeceres del Río Maule, entre la bruma impenetrable desde Huinganes a Constitución, serpenteando en un falucho mientras un farol difuso se observa a ciertas horas del atardecer y se escuchan oraciones fúnebres que repiten sus versos.
Armando Ulloa aun navega en los atardeceres del Río Maule, entre la bruma impenetrable desde Huinganes a Constitución, serpenteando en un falucho mientras un farol difuso se observa a ciertas horas del atardecer y se escuchan oraciones fúnebres que repiten sus versos.
Constitución-Chile, 1899 - Huinganes, 1929
LEJANIA
Lejos está la sensitiva
que ungió mis horas de
belleza,
la que heredó su
aristocracia
del manto azul de las
estrellas.
La que en sus manos
luminosas
me dio a beber el agua
buena
de la emoción; la que en
mi boca
puso su amable boca
ingenua.
¡Lejos está la sensitiva
que un tiempo fue mi
compañera!
Pero a través de la
distancia
su voz a mi memoria llega
en las nevadas de la luna
y en el temblor de las
estrellas.
SONETO
Para escribir mis versos
diáfanos y sencillos,
dos cosas sólo pido, con
la humildad de un ciego:
un rincón que perfumen
rosa, menta y tomillo
y - ¡oh musa inolvidable!
– soledad y sosiego.
Quiero que en ellos quede
todo lo que fue mío,
la vida que renace con el
primer retoño,
el sol que cubre de oro
las mieses del estío,
los frutos del invierno y
el vino del otoño.
Que viva en sus estrofas
todo lo que florece,
el corazón cansado que
rejuvenece,
los sueños de la infancia
que marchitó la edad.
Los árboles cargados de
frutos esplendentes,
los pájaros, las flores,
los bosques, las vertientes
y el alma melancólica de
mi vieja heredad.
EGLOGA
Lejos de la estulticia
quiero tejer mis rimas,
donde no alcance el grito
de los doctos graves,
y dar cantos serenos y
emociones óptimas
y dejar que el espíritu
vuele como las aves…
Donde pueda sentir el
ritmo de las horas,
y aguzar los sentidos en
un silencio sabio,
y ver el corazón desnudo
cuando llora
y entreabrir las pupilas
limpias de todo agravio.
Quiero vivir la vida
anónimo y sereno,
humilde y encantado en mi
heredad lejana;
saturarme de sol sobre
los campos buenos
y beber el rocío fresco
de las montañas.
Quiero en las noches
blancas, bajo la luna errante,
copiar de las estrellas
el temblor emotivo,
y lleno de dulzura y de
emoción fragante,
tenderme sobre el césped
y quedarme pensativo…
Y ver caer las tardes y
llegar los crepúsculos
encendido el espíritu, el
corazón abierto,
y pasar de la tierra –
insensibles los músculos-
a la vida encantada en
que viven los muertos…
EL
HOMBRE DE LA TIERRA
Buen campesino labra tu
campo, abre los surcos,
y esparrama los firmes
granos con mano pródiga:
las semillas que hoy
riegan tus sudores fecundos,
fecundas te darán mañana
el pan que comas.
La tierra, a tus
esfuerzos, como una buena esposa
se rendirá y humilde te
brindará sus frutos;
tú le darás en cambio tus
lágrimas gloriosas,
la sangre de tus venas y
el vigor de tus músculos.
Y así, cuando ya sientas
temblar tus manos rudas
y esté presto tu espíritu
para emprender el vuelo,
ella y tú habréis formado
un nudo tan estrecho
que, cerrando los ojos y
mirando la altura,
tú, como última ofrenda,
le ofrecerás tus huesos,
y ella, en último pago,
les dará sepultura…
CANCION
DE LOS SUEÑOS MUERTOS
Uno a uno
mis sueños,
bajo yo no sé qué ala
perversa
se han ido muriendo.
El jardín interior no
repite
la sombra de mi eco.
Ya no soy el muchacho que
sueña,
se han ido los versos…
La ambición del laurel se
ha dormido,
el romántico cisne se ha
muerto,
la sutil sensitiva
desmaya
y se adentra en el alma
el invierno…