jueves, 4 de octubre de 2007

BUSCANDO IDENTIDAD


HOMBRE NUMERO

Los habitantes de este país, hemos soportado las más brutales manifestaciones de soberbia, de los que detentan el poder o el modelo económico.
En los años anteriores al 73 y posteriores, la sociedad se debatía en encontrar el modelo ideal de sociedad. Por una parte estaban los que sostenían la tesis de una sociedad socialista y por la otra, el materialismo deshumanizado que reina hoy con la sigla de Capitalismo.
Pasado el tiempo, hemos sucumbido a los placeres mundanos que nos otorga este tipo de sociedad, basada en el dinero. El valor de una sociedad humana, equilibrada y justa, sólo ha quedado en la mente de los que aún suelen filosofar sin un convencimiento total, que su reflexión es en realidad un argumento válido.
El afán normativo de la sociedad, ha superado con creces a la libertad para ser, para pensar, para opinar, para transitar, etc. Esto es el fin del socialismo o toda manifestación social que pretenda reconocer que a parte de la materia, existe algo más en el hombre, el espíritu.
Todo se nos impone, se nos norma, se nos restringe, se nos controla y nos convierte en una diminuta partícula de microscopio. Se nos avasalla con el regalo del consumismo.
¿Debemos aceptar a ciegas estas condiciones? Oponerse es el craso error actual, nos convertimos en seres anómalos, pervertidos y por último, rebeldes.
Vamos a los ejemplos palpables, el que dirige una sociedad es el político, ese que promete la redención y el cielo juntos, sin embargo no trepida en unirse a su adversario para lograr un solo fin, su propio placer. Para este fin, dicta normas favorables a quien convenga. Apoya sin restricciones el control sobre el hombre, la vigilancia, su formación; entonces volvemos a Orwell, con su novela 1984, donde el partido controla hasta la información.
¿Qué podemos hacer entonces con un estado de sitio tan perverso?
En unos segundos, esta información será destruida de los sistemas, porque atenta contra el papado del capitalismo. Al autor se le pondrá un GPS para vigilar sus paso y será registrado en DICOM, ya que un acuerdo secreto no permite cambios al sistema.